Christian Saurré

La primera vez que Renata Flores visitó Vilcashuamán, tropezó, cayó y se golpeó el labio superior, que manchó de sangre la ciudad inca ayacuchana. Ese golpe se convertiría en una cicatriz casi imperceptible que lleva con ella hasta hoy. En ese tiempo tenía 11 años y asistía a una excursión escolar. La joven no imaginaba que ocho años más tarde grabaría, ahí mismo, lo que se convertiría en el video que hizo que el mundo ponga sus ojos y orejas en ella, con más de 2,1 millones de visitas en YouTube. Podríamos decir que Renata lleva marcas de Vilcashuamán en su piel.

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