Sechín, en Casma, notable e imperecedero legado de arte mural.
Sechín, en Casma, notable e imperecedero legado de arte mural.
Álvaro Rocha

Hasta que llegamos a Pativilca y cruzamos el límite departamental. A partir de allí, el desierto es omnipotente, sin cultivos ni poblados, brevemente interrumpido por oasis de verdor en Huarmey y luego en Casma, donde recalamos.

Este intrigante desierto oculta las playas más bellas del Perú, la mayoría sin acceso carretero confiable, y joyas arqueológicas como El Castillo, Las Aldas, Chankillo y , cuyos milenarios muros ansiábamos visitar. Lo hicimos a primera hora del día siguiente. Son contados con los dedos los complejos arqueológicos elaborados con piedra en la costa: la mayoría son de barro, y sin duda, de esos pocos, el más deslumbrante es Sechín.

El sitio está rodeado de algarrobos, que brindan sombra ante un sol inclemente. Antes de acercarnos al monumento, recorrimos el museo Max Uhle, que te empapa del contexto histórico y cultural. A la entrada hay enormes tinajas, algunas de 2 mil años de antigüedad. El templo se levanta a solo un centenar de metros. En sus muros exteriores se observan 326 tallas líticas de guerreros, sacerdotes y restos humanos (cabezas, brazos, vísceras) en inquietante procesión. Faltan rescatar varias tallas que están enterradas en el muro sur. Los grabados tienen un alto grado de exaltación:﷯ las cabezas, por ejemplo, llevan el cabello alborotado, como si estuvieran en un trance de San Pedro. Y en las figuras principales destacan sus ojos desorbitados, como en Chavín de Huántar. La historia aún está por escribirse. //

EL DATO
Julio C. Tello fue el descubridor científico de Sechín, el 1 de julio de 1937. 

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