Luis Miranda

Los estrechos laberintos navegables que rodean al río Momón son tan hermosos y apacibles, que aquí se han rodado algunas películas de nivel internacional, como Anaconda (Luis Llosa) y Pantaleón y las visitadoras (Francisco Lombardi).

Hasta aquí llegaron hace algunos años la peruana Úrsula Vera y su esposo chileno Juan Miguel Ibieta, que dejaron una vida de éxitos (y estrés) a sus espaldas para vivir en el rincón de sus sueños: un albergue autosostenible que ofreciera experiencias espirituales en medio de la

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A la fecha, Amazon Garden, ubicado sobre una tupida loma a salvo de las crecientes, ha sido visitado por la prensa mundial y hasta ha ganado un premio a la mejor piscina de la selva peruana. Y su bar no se queda atrás.

Un oasis en la selva

Vacaciones Con Sentido

Ellos estimulan un concepto turístico al que denominan “vacaciones con sentido”: ofrecen la oportunidad de conectarse con uno mismo mediante ejercicios espirituales y dietas de desintoxicación, dirigidos por expertos. Y también la posibilidad de dejar huella en las comunidades de los alrededores, a través de algún servicio voluntario.

Úrsula Vera y Juan Miguel contemplan desde una de las cabañas el paraíso que han forjado durante los últimos cinco años.
Úrsula Vera y Juan Miguel contemplan desde una de las cabañas el paraíso que han forjado durante los últimos cinco años.
/ Luis Miranda

Cuando visitamos a Úrsula y a Juan Miguel, habían preparado una visita a una comunidad bora para el prestigioso dermatólogo Juan Quintero y su familia. Luego del tour y las danzas típicas, el galeno realizó un descarte de enfermedades de la piel a nativos, ayudado por su hijo y la enamorada de este último, ambos estudiantes de Medicina. Era la tercera vez que el médico limeño vacacionaba en Amazon Garden y se tomaba un tiempo para ayudar.

El dermatólogo Juan Quintero realiza una detección de enfermedades de la piel en la comunidad bora de San Andrés, ayudado por su hijo Matías y su enamorada Alessia, ambos estudiantes de medicina.
El dermatólogo Juan Quintero realiza una detección de enfermedades de la piel en la comunidad bora de San Andrés, ayudado por su hijo Matías y su enamorada Alessia, ambos estudiantes de medicina.
/ luis miranda

La posibilidad de dejar sonrisas en las comunidades que se visita es un placer aparte. “Son vacaciones donde tú puedes aportar algo de lo tuyo”, dice Úrsula. “Experiencias que te dejan algo en el corazón”. Cada vez que los llaman para hacer reservaciones, Úrsula y Juan Miguel mencionan alternativas de ayuda, según la especialidad del viajero. Si fueran estudiantes universitarios, les ofrecen la posibilidad de apoyar a los niños de las comunidades en reforzamiento de lectura, por ejemplo.

La experiencia incluye una navegación nocturna a las lagunas, para sentir la música de la naturaleza; caminatas por el bosque y visitas a centros de rescate de animales que serán liberados en la selva, luego de una temporada de cuarentena. Subir a la torre de cinco pisos del lodge para contemplar el atardecer y dormir bajo el arrullo de la jungla en las cabañas –a prueba de insectos– son dichas que curan las almas más ajadas. //

Además…
Los tips

¿Qué incluye?

El ecolodge cuenta con diez bugalows. El servicio incluye alimentación completa (desayuno, almuerzo y cena). Además, excursiones guiadas –y con ticket pagado– según el programa contratado.


Otras actividades

Una de las más emocionantes es la incursión al insectario de Macrodonta, donde los viajeros descubren especies diversas en un bosque protegido. Y dentro del lodge, el gran atractivo es la piscina, con 50 metros de largo y 1.80 de profundidad.


Más información en www. amazongardenecolodge. com

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