El primer peruano con síndrome de Down graduado en universidad
El primer peruano con síndrome de Down graduado en universidad
Arturo León

Mayo siempre es el mes propicio para hablar de trabajo. De hecho, todos los primeros se celebra el Día del Trabajo. Y en prácticamente todos los continentes. La idea de esta 'celebración' es recordarle al mundo que son millones las personas que necesitan y merecen mejores condiciones laborales. Dentro de esas personas existe un grupo olvidado, podría decirse. Se trata de las personas con síndrome de Down y discapacidad.

Empecemos mirando datos fríos. Los Censos Nacionales 2017 estiman que en Perú hay 3 millones 51 mil 162 personas con discapacidad. Sin embargo, sólo un 8.4% de esta población está inscrita en el Registro Nacional de la Persona con Discapacidad. Más 90% no está registrada.

Esa realidad se repite en las personas con Síndrome de Down. Apenas se tienen registradas 8 mil 800 personas, menos el 7% del total de registrado. Se estima que en Perú más de 30 mil personas tienen síndrome de Down. Desde ahí ya hay un problema si queremos llevar el tema al ámbito laboral. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no se inscriben o registran?

"Las personas que tienen SDD o alguna discapacidad no se inscriben en ese registro, en principio, por desconocimiento de que en el Perú existe una normativa sobre la materia (Ley N° 29973, Ley General de la Persona con Discapacidad y su Reglamento, Decreto Supremo N° 002-2014-MIMP) que establece un marco legal para la promoción, protección y realización, en condiciones de igualdad, de sus derechos; promoviendo su desarrollo e inclusión plena y efectiva en la sociedad", dice Carina Dávila, gerente legal de la auditora BDO Perú.

Dentro de ese marco legal, desde 2014 se estableció una cuota de empleo (no inferior al 3%) para personas con discapacidad en las empresas privadas con más de 50 trabajadores.

¿SE CUMPLE LA LEY?

Ann Sullivan es una organización de educación sin fines de lucro creada en Perú en 1979. El principal objetivo de la institución es incluir a personas con habilidades diferentes (autistas, síndrome de Down, parálisis cerebral, etc) en la sociedad.

Hilda Salazar es directora del área de inclusión social laboral de Ann Sullivan. A ella le preguntamos por la Ley General de la Persona con Discapacidad. Esto es lo que nos dijo.

"Si bien es cierto hay una ley, todavía no está funcionando y facilitando la inclusión como lo esperábamos cuando recién se promulgó. Dos de cada diez personas con alguna discapacidad están trabajando, sin embargo, la mayor parte son de otros tipos de limitaciones (físicas), mas no intelectuales. Hay muchas cosas que mejorar todavía. Hay una reglamentación que determina ciertas condiciones para que una persona pueda incluirse laboralmente en una empresa. Es importante que la organización debe estar debidamente capacitado, para promover la inclusión de personas con habilidades diferentes. Esto es algo que se debe seguir mejorando", asegura.

Pese a que, como dice, Hilda, hay mucho por mejorar, los números (según el Anuario Estadístico Sectorial del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo) indican que, del 2005 al 2017, se ha logrado un incremento de 200% de empleos colocados a personas con discapacidad y síndrome de Down.

"Ya son muchas las empresas que establecen programas de contratación de personas con discapacidad, pero no tenemos un número exacto", comenta Carina Dávila.

UN CASO EJEMPLAR

Liliana es una mujer de 37 años con síndrome de Down. Ha sido condecorada con el premio “Mujer que Deja Huella”, por Cencosud; y su historia junto a la de su familia ha sido contada en un spot publicitario de Babysec, el pasado 20 de marzo, Día Mundial en el Síndrome de Down. Ella lleva 15 años en el mercado laboral gracias al Centro Ann Sullivan.

“Soy una persona feliz y me siento muy alegre. Siento mucha emoción por todo lo que me pasa, todos los días”, dice Lili, como todos la conocen.

Su madre, Rosario Jiménez, se emociona cada vez que habla sobre lo que ha logrado su hija.

“Lili se levanta de lunes a sábado a las 7:00 am. Mi esposo o yo, salimos a las 8:10 am para llevarla a su trabajo, llega, registra su asistencia y retornamos a nuestra casa. Ella trabaja en confitería. Ordena las cajas, platos descartables y servilletas para servir lo que los clientes solicitan y de esta manera sus compañeras no demoran en servir. También ayuda en la atención al público, apoya a servir las tortas y hacer entrega de estas, verificando previamente que el ticket sea el correcto. Está al lado de la cajera y coloca el sticker de cancelado para la entrega de los pedidos. Apoya en el empaquetado de las empanadas, colocando la tapa transparente y el sticker de la fecha de vencimiento. Aporta en la limpieza de las vitrinas y las mesas”, describe Rosario.

Es la mamá más orgullosa del mundo. 

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