Oscar García

Esta historia inicia en color sepia o azulado, como en el clásico preámbulo de un cómic antiguo. De noche, en la cama de un hospital, un niño enfermo aguarda un diagnóstico que ya va tardando días. Con esa inquietud, mientras se distrae con el ballet de luces de la calle que se proyectan en su habitación, el pequeño piensa qué pasaría si su superhéroe favorito, el Hombre Araña, entrase al cuarto para hacerle compañía u ofrecerle algún consuelo. Pero esa visita tarda más que el diagnóstico. De hecho, nunca llega.

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