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tatiana mora
Vanessa Cruzado Alvarez

Seria, con el ceño un poco fruncido, analiza desde la esquina del cuadrilátero a su rival. Si este tiene la guardia baja, golpea directamente la cabeza. Si está con los brazos muy abiertos, aprovecha en patear las costillas. Su oponente, claro, responde. Poco –o nada– importa el dolor. Tatiana Mora Espinoza no tiene otra cosa en mente más que el triunfo. En nueve minutos –o menos– necesita ganar dos de tres rings para asegurar su victoria. Cuando baja del estrado, sin embargo, la quinceañera de 1,53 m es totalmente distinta: tímida, con sonrisa nerviosa y de pocas palabras. Para qué más. Su presentación ha hablado por sí sola.

La deportista nacional tiene claro su siguiente objetivo: el Campeonato Mundial Juvenil de en Turquía, que se desarrollará del 15 al 23 de junio próximo. Su preparación, por raro que parezca, empezó en el 2018, cuando participó –por primera vez– en una competencia internacional en Tailandia, la meca del arte de las ocho extremidades. “Los tailandeses te hacen entrenar fuerte. De lunes a sábado, nos levantábamos a las 5:00 a.m. y corríamos 13 kilómetros. En la tarde se repetía. Toda esa rutina fue por un mes”, recuerda con alegría, como si quisiera repetir la experiencia.

A la tierra de los thai viajó con su entrenador, y también campeón sudamericano, Víctor Ccanto, al que conoce desde los nueve años. Pese a la intensa preparación, Tatiana obtuvo el tercer lugar en aquel mundial. “Pero me sentí muy contenta porque gané experiencia”, comenta. “Ayudó a cambiar mi mentalidad”, agrega. Ahora prepara su revancha.

JOVEN LAUREL
Con dos títulos nacionales y un bronce en el campeonato mundial de Tailandia, la mayor de dos hermanas descubrió su pasión por el muay thai gracias a su tío –por parte materna–, que la llevó a entrenar a los siete años a Alto Perú, una ONG que promueve el deporte entre los vecinos de este barrio en Chorrillos. Cuando empezó, admite, en el ambiente abundaba la presencia masculina. “Recibí comentarios negativos, como ‘qué haces practicando este deporte para hombres’ o ‘no voy a pelear contra ti porque eres mujer’”, señala. La mejor forma de demostrar lo contrario, explica entre risas pícaras, era en el ring. “He aprendido a callarles la boca peleando contra ellos. Los boto al piso. Peleo más fuerte que nunca”.

Pese al entrenamiento, no podía participar de competencias porque no había chicas de su peso y edad en su categoría. Así estuvo por tres años. Hasta que, a los 11, tuvo su primer encuentro –y victoria– en Bravas, torneo amateur de muay thai donde seleccionan a las mejores participantes a nivel nacional. El resultado sirvió como trampolín para participar, meses después, en el Campeonato Nacional de Menores y llevarse el oro. Al siguiente año, repitió el plato. “Al principio, mi mamá se molestaba porque llegaba cojeando o con la nariz hinchada o con un moretón. Con el tiempo, y las victorias, entendió que [el muay thai] es importante para mí. Ella y mi familia me apoyan”, añade.

FUTURO BRILLANTE
A los 13 años, Tatiana tuvo una pelea contra la carencia económica que, por desgracia, no pudo ganar. Debido a la falta de fondos, no logró ir al Mundial de Tailandia en 2017. “Alto Perú estaba recaudando dinero para cubrir todo el viaje y no alcanzó, pero no dejé que eso me desanimara”, cuenta. Al año siguiente, tuvo un encuentro decisivo contra Adriana Herrera en Bravas. El lugar volvió a ser testigo de su victoria. “Ella es 10 años mayor que yo y le gané”, sentencia con orgullo. El triunfo permitió que la Federación Peruana de Muay Thai brindara, de ahora en adelante, apoyo.

Tras la buena experiencia en Tailandia, la deportista de 45 kilos va por todo al Mundial de Turquía. “Mi objetivo es salir campeona mundial este año”, adelanta. Para ello, entrena todos los días después del colegio, de 5:00 p.m. a 7:00 p.m. en Alto Perú. Revela, además, que tiene en la mira a los próximos Juegos Olímpicos. Recordemos que, en 2016, la Junta Ejecutiva del COI (Comité Olímpico Internacional) votó para reconocer al muay thai –deporte oficial de Tailandia con más de 700 años de tradición– como disciplina olímpica. “Turquía será una buena preparación para Tokio. Sería increíble ser campeona olímpica”, confiesa con emoción de tan solo pensarlo y anhelo por lograrlo.

Tatiana tiene hoy muchos sueños. Y no solo en lo deportivo. Le gustaría, por ejemplo, estudiar Negocios Internacionales. “Tengo presente que nadie sabe lo que puede pasar mañana. Si sufro una lesión fuerte o algo me impide hacer muay thai, entonces tengo mis estudios”, señala.

No obstante, lo que más le gustaría es que más mujeres se sumen a este tipo de deportes, considerados por algunos como ‘de varones’. “No por ser chicas vamos a limitarnos. Cuando empecé, iba a entrenar con mis primas de entre 15 a 16 años. Nos sentíamos seguras”, declara con firmeza. Y es que el muay thai, confiesa, le ha dado eso: seguridad. Seguridad que, cuando está en el ring, se refleja en su rostro. Seguridad que, cuando baja del cuadrilátero, no se desvanece.//

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