Diego Olivas Arana

En Medyka viví un momento surreal en medio de la crisis: Davide Martello, el pianista alemán conocido como Klavierkunst, tocaba para los refugiados en la frontera. Klavierkunst es popular por viajar a zonas de conflicto a tocar su piano de cola, que arrastra detrás de su bicicleta con una suerte de remolque motorizado. Estuvo ahí, obsequiando su música en algunos de los momentos más devastadores e históricos de los últimos años: en Afganistán, el 2012; en el Euromaidán, Kiev, el 2014; o en Minneapolis el 2020, durante las protestas tras el asesinato de George Floyd. Ese sábado de marzo por la tarde estaba en la frontera ucraniano-polaca con los refugiados de la invasión rusa, donde lo vimos. Creo que todavía sigue ahí.

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