ARCHIVO - En esta fotografía de archivo del 23 de octubre de 2019 la actriz Lucía Bosé saluda al llegar a la alfombra roja para presentar el libro "Lucía Bosé. Una biografía" de Roberto Liberatori, en la 14a edición del Festival de Cine de Roma el 23 de octubre de 2019. El hijo mayor de Bosé, el cantante Miguel Bosé informó el lunes 23 de marzo de 2020 el fallecimiento de Lucía Bosé. (Foto AP/Alessandra Tarantino)
ARCHIVO - En esta fotografía de archivo del 23 de octubre de 2019 la actriz Lucía Bosé saluda al llegar a la alfombra roja para presentar el libro "Lucía Bosé. Una biografía" de Roberto Liberatori, en la 14a edición del Festival de Cine de Roma el 23 de octubre de 2019. El hijo mayor de Bosé, el cantante Miguel Bosé informó el lunes 23 de marzo de 2020 el fallecimiento de Lucía Bosé. (Foto AP/Alessandra Tarantino)
/ Alessandra Tarantino

“Eres un animal cinematográfico”. La joven de 16 años empacaba unos pastelitos con sumo cuidado, cuando palideció al oír la frase. Tenía un tiempo trabajando en la pastelería Galli de la vía Víctor Hugo, en pleno centro de Milán, y quería aprovechar la oportunidad. Había sido niña y púber en la de Mussolini y sus camisas negras, así que sabía perfectamente lo que eran el hambre y la necesidad.

-¿Perdón?

Un tipo elegante con aire aristocrático y amable, de unos 40 años ya, era quien había soltado esa contundente frase ante el asombro de la belleza que lo atendía en aquella pastelería. Aunque la desconfianza afloró entonces tan natural como lo haría ahora, instantes después, aquel hombre ya le había propuesto hacer un casting con Giuseppe De Santis, un emergente y talentoso director que se convertiría, en poco tiempo, en uno de los más importantes representantes del neorrealismo italiano, una mirada que cambió el cine para siempre. Como la de aquella jovencita que, como hubiera escrito Ernesto Cardenal, “como toda empleadita de tienda, soñó ser estrella de cine”.

-¿Cuál es tu nombre?

-Lucía Borloni, señor.

-Mucho gusto. Yo soy Luchino Visconti.

El hombre que se convertiría en uno de los grandes directores italianos de la historia, acababa de descubrirla. El resto de la historia lo fue escribiendo su rostro en diálogos contemplativos, sedosos, intensos con las cámaras, con el público, con los directores que tuvieron a su cargo el talento natural que llegaba envuelto en cabellos castaños, delicada figura y una sonrisa como un sol. Aunque la historia la hizo su talento, la fama inicial de Lucía –que pasó pronto a utilizar su apellido materno, Bosé- llegó por su belleza. Fue ganadora del concurso Miss Italia en 1947, dejando atrás a otro talento que haría historia por mérito propio: Gina Lollobrigida (que hoy se acerca a los 93 años).

Poco tiempo después, en 1950, Lucía debutaba en las pantallas de cine con un filme de De Santis, “No hay paz entre los olivos”, una historia de crimen y avaricia al lado de Raf Vallone. Casi de inmediato obtuvo un papel importante en Crónica de un amor, una truculenta historia de infidelidad dirigida por un debutante que más tarde redefiniría el arte de hacer películas: Michelangelo Antonioni. La aparición de en el cine italiano fue tan impactante, que podía parecer que la Segunda Guerra Mundial había terminado solo para que ella comenzara a brillar. Su sonrisa podría devolverle a Italia toda la alegría que parecía haber perdido para siempre.

 Lucía Bosé en la película Era lei che lo voleva! (1953).
Lucía Bosé en la película Era lei che lo voleva! (1953).

1955 sería un año decisivo, pues filmaría uno de los títulos esenciales de su filmografía, “Muerte de un ciclista”, a manos de José Antonio Bardem, y conocería, mientras filmaba en España, al hombre que cambiaría su destino, el torero Luis Miguel Dominguín. El franquismo quería que su personaje en la película, por todo lo que representaba, muriera. Ella consiguió una justicia poética, sobreviviéndolos a todos ellos.

Dominguín, más que un famoso torero, era una especie de rockstar: tan pronto como cazaba con el dictador Francisco Franco, se emborrachaba con Ernest Hemingway, hablaba de tauromaquia con Picasso o intentaba seducir a Ava Gardner. Luis Miguel Dominguín resplandecía a sol y a sombra. Quizás por eso, Lucía solo podría retomar su carrera cinematográfica una vez separada, en 1967, harta de ser “la mujer más cornuda de España”, como ella misma se llamó.

VOLVER A EMPEZAR

“El defecto de la gente es que no prepara su muerte. Sólo prepara su vida. Llevamos dentro la vida y la muerte, hay que amarlas por igual. Son hermanas inseparables”, le confesó la diva a otra gran voz femenina, la escritora Rosa Montero, en una entrevista de hace algunos años. Esta semana Lucía partió a los 89, aparentemente víctima del, aunque no hay una versión oficial sobre el tema. Como muchas antiguas estrellas, pareció apagarse en silencio. “Queridos amig@s, os comunico que mi madre Lucía Bosé acaba de fallecer. Ya está en el mejor de los sitios”, publicó discretamente su hijo mayor, Miguel, en Twitter, a pesar de tener con ella una relación cercanísima y entrañable. “Fue mi creación”, dijo alguna vez Lucía sobre su primogénito. Aunque muchas otras celebridades y amigos le dieron el pésame al cantante, conmovidos y llenos de cariño hacia su madre, buena parte de sus seguidores parecían no saber con exactitud quién había sido –quien era- ella: una de las últimas grandes figuras vivas del cine europeo de posguerra, la gran musa del neorrealismo italiano –nuevamente, con perdón de la señora Lollobrigida-.

Miguel Bosé junto a su madre, la fallecida actriz italiana Lucía Bosé. (Foto: Instagram)
Miguel Bosé junto a su madre, la fallecida actriz italiana Lucía Bosé. (Foto: Instagram)

Tras su separación –que fue conmoción y escándalo nacional en aquella España conservadora- Lucía concretó su vuelta al cine en 1968, de la mano del director Manuel Summers -padre del vocalista de Hombres G-, en la comedia “No somos de piedra” y con “Nocturno 29”, del legendario –y aún hoy entero, a sus 92- Pere Portabella.

Luego hizo otras apariciones importantes. En 1969 trabajó con Fellini en Satiricón y con los hermanos Taviani en “Bajo el signo del Escorpión”. En 1971 hizo uno de sus papeles favoritos, como una mujer con problemas mentales en L'ospite (Liliana Cavani). En 1972 conseguiría una de sus mejores actuaciones, dirigida por Marguerite Duras en “Nathalie Granger”. Allí, se encontraría con otro mito femenino y libre: Jeanne Moreau. En 1973, su mirada distante encontraría un personaje para hacerse letal: la condesa Erzebeth Bathory (Ceremonia sangrienta, Jorge Grau) cuya leyenda cuenta que se bañaba en la sangre de las jóvenes doncellas que mandaba asesinar para conservar su juventud. Entre los hitos posteriores de su carrera aparecen “Lumiere” (dirigida, precisamente, por Jeanne Moreau, en 1976) o Crónica de una muerte anunciada (Francesco Rosi, 1987).

Lucía Bosé junto a su nieto Olfo Bosé y a Carmen Lomana, en el 2010.
Lucía Bosé junto a su nieto Olfo Bosé y a Carmen Lomana, en el 2010.

El 2013, Lucía Bosé haría su última aparición cinematográfica. “Alfonsina y el mar”, la historia de una abuela que quiere cumplir el sueño de su padre de llevar televisión a un lugar inhóspito, fue grabada en Chile. Allí, una actriz peruana tuvo la oportunidad de compartir protagonismo con la gran diva: Magaly Solier. Dos estilos de actuación, dos trayectorias distintas, hicieron magia en la pantalla.

ÁNGEL DE LA GUARDA

“Yo no tengo alas para decirte/ Mis heridas/ Y en el cielo pasan nubes/ Del pájaro de nieve/ Con alas, sonrientes, transmitiendo paz…” A Lucía le gustaban los ángeles de todo tipo, de distinto tamaño, color y talento. Esta referencia alada la escribió en un libro de poemas que fue encontrado por un amigo al que había conocido en una infinita noche madrileña de 1971. Él tenía 25 años, una incipiente carrera solista y había guardado en un clóset su nombre verdadero: ya no era Camilo Blanes Cortés, sino Camilo Sesto. Ella tenía 40 años y ya volvía a ser la estrella que era antes de su matrimonio con Dominguín. “Amor, si tu dolor fuera mío/ Y el mío tuyo/ Qué bonito sería.../ Amor... amar”, decía la letra de este tema que, más que una canción, era una confesión mutua, un encanto musical que eternizó un romance entonces discreto, pero más tarde confesado por el cantante, en su libro Biografías y memorias de 1983. "Era una mujer independiente, libre, de una personalidad arrolladora (…) Nos hicimos amigos íntimos muy pronto. De una intimidad total, absorbente, irrepetible (…) Es una de las mujeres que más he querido y que sigo queriendo con más dedicación; como en la época en la que estuvimos juntos". A los 9 años la había visto en Muerte de un ciclista. Ya hombre, llegó a tomarla de la mano. Un mi menor, luego un fa, después un sí menor, viajando en un Seat 1430 entre Madrid y Córdoba, y Camilo tuvo lista la canción basada en el poema de Lucía. Ya era 1972 y “Amor…amar” aparecería en “Solo un hombre”, el exitoso álbum que lanzó ese año. La canción permanecería siempre entre las favoritas de su repertorio. Después de todo, ahí donde el romance se extinguió de a pocos y en silencio, nació una eterna amistad. El cantante, incluso, compuso más tarde unos temas para que Miguel iniciara su carrera artística. Tras la tormentosa separación del infiel Dominguín, Lucía había hallado en Camilo a uno de esos ángeles que tanto le encantaban desde joven. Esos mismos a los que, 30 años más tarde, les crearía un rincón especial en el pueblo segoviano de Turégano: el primer museo de ángeles del mundo, de más de mil metros cuadrados. “Son seres de luz que nos protegen y nos acompañan”, decía sobre ellos la artista, que confesaba también haberse dejado el cabello azul para estar más cerca del cielo, más cerca de ellos.

Ha cumplido su último sueño: ahora lo está. //

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¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el covid-19.

En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.

¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del covid-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.


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