Libido 2017
Libido 2017
Czar Gutiérrez

sobrevive a peleas intestinas y sucesivos cambios de alineación. Con el lanzamiento de seis nuevas canciones alcanzan los veinte años de carrera artística. Conversar con ellos, sin embargo, es una aventura saturada de silencios.

CUARTETO CONTINENTAL: El periodista salió de la redacción de la revista Somos con una misión sagrada: escribir un texto digno de la portada que el sábado inundaría el país. Agonizaba el 2002, se habían lanzado tres discos capitales –Heathen (Bowie), A Rush of Blood to the Head (Coldplay), Siempre es hoy (Cerati)– y el Perú quería estar a la altura. Cuando recuperábamos el aliento a causa del bombazo senderista en la Embajada de EE.UU., 9 muertos y 20 heridos, la banda Libido hizo estallar Pop Porn, a cuya primera audición fue invitado el firmante. El saldo de la excursión derivó en las antípodas: hermosas fotos, cuatro heridos. Los daños colaterales están intactos.

HUMEDECER CON AGUA: Desde que debutaron en La Noche de Barranco (1996), el cuarteto cultivó con cierta fortuna un sonido minimalista de pop áspero y grito primal pretendidamente glam, fórmula irrevocable que los situó en el estadio más ampuloso del garage con matices atmosféricos. Nunca exploraron otros territorios, excepto en una pista del disco de 2005 donde fuerzan charango, zampoña y quena. Es en sus primeros años (Libido, Hembra y Pop Porn) cuando alcanzan un techo insuperable. Como insuperable fue la partida en 2005 de Antonio Jáuregui, bajista, fundador, compositor y actual piedra en el zapato. TODO LO QUE ESTÁ DE MÁS, SOBRA: “La TV terminó de quemarle el cerebro a Salim Vera”, sentenció. “Resuelve el problema [que ocurrió en una feria de Cajamarca], sé más hombre, deja de refugiarte detrás de tus técnicos y no sigas perjudicando la imagen de Libido”. Despedido intempestivamente, Jáuregui mide su deserción en porcentajes: “Soy dueño del 25% de Libido”, matemática pura que se traduce en los tres éxitos que compuso con la banda y ahora reinterpreta como solista en el bar discoteca Boozer de Juliaca, en el auditorio Sencico de San Borja y en la discoteca Ruby de Manchay. Interrogados Salim Vera y Manuel Hidalgo si eso no les daba pena, respondieron con cristiana templanza: “Hacer tu música y presentarla a tu público, sea masivo o no, es siempre respetable”.

NO ES PLAGIO, ES COPIA: Consultados acerca de la incuestionable deuda de su Como un perro con Isn’t It a Pity de George Harrison, responden: “No lo habíamos visto así, pero ahora que lo comentas sí tiene un parecido”. El inicio de la canción Libido, progresión de acordes al margen, es idéntica a Smells Like Teen Spirit de Nirvana. “De hecho también tiene una fórmula que no falla: desgarro, velocidad y ruptura”, asienten. ¿Y no habría sido mejor acreditar que vuestro Lonely (2005) es un semi-cover, reversión u homenaje a Say It Ain’t So de Weezer (1994)? Prometieron responder a esto; jamás lo hicieron.

SILENCIO ATRONADOR: Vera e Hidalgo piensan igual y contestan al unísono. Desde ese bloque monolítico, afirman: “Dentro de cada disco usamos distintas formas tanto al componer como al hacer la música. Hemos sido libres de hacer en cada momento lo que nos fluía. Este último disco, Amar o matar, se introduce más en el terreno indie”. Consultados si ser “libres de hacer en cada momento lo que nos fluía” significa haber alcanzado algún grado de automatismo, no contestaron. ¿Y cómo cambian en cada disco si lo que hacen es “fluir libremente”? Silencio. Creemos al revés, que tienen mucho control sobre el producto y eso no es “fluir libremente”. Tampoco contestaron. Siendo vuestra música absolutamente pop e inscribiéndose en concepción, producción y distribución en el mainstream más convencional posible, ¿cómo pueden llamarla indie? Silencio en la noche.

NO SABE/NO OPINA: A propósito de las letras, ¿cómo enfrentan esa aparente orfandad lectora? ¿Consumen literatura? ¿Qué leen? ¿Serían tan amables de especificar las diferencias entre sus discos? De tanto repetir ese “fluir natural” uno termina pensando que ustedes son músicos por ciencia infusa. ¿Cómo creen que Toño Jáuregui festeje los 20 años de Libido? Si en nombre de la masa indignada de Facebook los Café Tacuba dejaron de cantar Ingrata y Loquillo hizo lo mismo con La mataré, ¿no deberían reemplazar Amar o matar por un título menos violento? El dueto no responde.

SOMOS FUGA: Es perfectamente atendible que Libido –banda sin procedencia underground, sin sustrato contracultural, con lírica menguante en lo pasional– tenga tan reconocida como respetable audiencia. Que su gravitación en la movida emergente sea igual a cero resulta igualmente ínfimo ante lo clamoroso: abandonar una entrevista sin motivo alguno. 15 años después de aquella audición para esta revista, los muchachones siguen encarcelados en una retórica estereotipada y baladí, huyendo de las preguntas incómodas. Deberían aprender de Juan Gabriel, valiente hasta cuando le preguntaron si era gay.

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