"Navidad, más allá de lo que sabemos", por Pedro Suárez Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
"Navidad, más allá de lo que sabemos", por Pedro Suárez Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
Pedro Suárez Vértiz

Junto con la Pascua, la Navidad es una de las fiestas más importantes del cristianismo. Si bien el 25 de diciembre fue ‘escogido’ como el día oficial para conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret, existen posiciones que afirman que la fecha real de este acontecimiento no es aquella. Este punto, de hecho, constituye una de las grandes discrepancias entre católicos y evangélicos.

A pesar de que en la mayoría de Iglesias la Navidad se celebre el 25 de diciembre, en otras esta ocurre el 6 y 7 de enero. Este es el caso de la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia ortodoxa de Jerusalén. La fecha ha sido tomada también de manera referencial por ellos. En realidad, no existe ningún experto que pueda confirmar a ciencia cierta en qué día realmente nació Jesucristo. Varias son las posibilidades, pero nadie se atreve a dar una concreta. Ni siquiera en la Biblia figura una fecha exacta o aproximada.

Lo más curioso, irónicamente, es que existen citas en la Biblia que parecen no aceptar la celebración de la Navidad: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Mat. 15:9). Sobre la base de esto Cristo continuó: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:9). Así que si en el libro sagrado del cristianismo no existen pistas sobre el origen de la Navidad, ¿por qué escoger el 25 de diciembre como conmemoración del nacimiento del Mesías? 

El diario ABC de España publicó algo muy interesante: “A lo largo de la historia ha ido institucionalizándose una teoría que afirma que la Navidad tiene su origen en la fiesta de la Roma pagana relacionada con el solsticio de invierno, particularmente dos: la Saturnalia y el nacimiento del dios Sol (la fiesta del Sol Invicto), ambas el 25 de diciembre”. La Saturnalia, para quienes no sepan, es un festival romano que honraba al dios Saturno. En esta fiesta los romanos se desbocaban, en todo el sentido de la palabra, y los cristianos se oponían fervientemente a tal conducta. Se dice que la Navidad sustituyó aquella celebración en la cual se honraba a Saturno. La festividad del rey del Sol, palabra que en inglés es sun, se reemplazó luego para celebrar el nacimiento del hijo de Dios. Curiosamente ‘hijo’ en inglés es son.

Existe otra teoría que dice que el 25 de diciembre se celebra el nacimiento de Cristo por una creencia del judaísmo basada en la ‘edad integral’ de los profetas de Israel. Los judíos creían, en tiempos de Jesús, que la fecha de la muerte de los profetas coincidía exactamente con el día de la concepción de Cristo. Es inevitable que estas teorías se conviertan en mitos y luego en tradiciones, pues estamos hablando de un acontecimiento que tuvo lugar hace más de dos mil años.

Es casi imposible saber con certeza lo que ocurrió en aquel entonces. Aun así, el origen de uno de los días festivos más importantes del mundo merece una explicación. Por eso los historiadores no paran de buscar respuesta. Pero no pueden llegar a nada concreto pues sus fuentes, debido al deterioro material que origina el tiempo, se ven limitadas a fragmentos de Evangelios y otros escritos de la misma época. No hay nada conciso por el simple hecho de que ninguna fuente está completa.

Otro factor que juega en contra para hallar el verdadero origen es que si se observan las conductas antiguas, se notará que se conmemoraba solo la muerte de personas importantes, no los nacimientos. Esto lleva a que no exista una documentación precisa sobre el nacimiento del niño Jesús.

Muchos critican la imparable y progresiva degeneración de una festividad tan importante como el cumpleaños de Jesús. Hablo del protagonismo de Santa Claus sobre el Niño y todo el negocio de los regalos y la parafernalia navideña. Además de ser una fecha escogida arbitrariamente por los hombres. Pero en mi opinión, debe existir un día en que se conmemore el nacimiento de Jesús sea el día que sea, a pesar de todos las distorsiones comerciales mencionadas. Que viva la Navidad y punto. 

Esta columna fue publicada el 23 de diciembre del 2017 en la revista Somos.

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