"Un nuevo amanecer", por Pedro Suárez Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
"Un nuevo amanecer", por Pedro Suárez Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
Pedro Suárez Vértiz

Y de un momento a otro se acabó el año. Mañana es la fecha de expiración de todas aquellas metas que nos propusimos al inicio de este. Aun así, si los planes no salieron como uno esperaba, nadie deja de festejar. Eso jamás.

Me encanta la canción The Year of the Cat, del británico Al Stewart, de 1976. Siempre me intrigó su título. Hurgando en la letra no hallé la respuesta. Solo habla de un turista que perdió su tren por enamorarse de una hippie. Ella solo le decía al verlo preocupado: “No te estreses, estamos en el año del gato”. 

Stewart tenía una novia que dejó un libro sobre astrología vietnamita abierto en un capítulo llamado ‘El año del gato’. Este equivalía al año del conejo en la astrología china. Al músico le pareció un buen título para una canción y averiguó que esta etapa ocurre cada 12 años y que es un periodo libre de estrés. 1975, el año anterior a la publicación de la canción, fue año del gato. También lo fueron 1963, 1951, 1939, 1927 y así sucesivamente. Comprendí entonces que los calendarios son únicos y nada equivalentes entre las culturas del mundo. Tanto en temporalidad como en costumbres.  

El Año Nuevo chino es famoso en todos lados y es la festividad más importante de ese país. Se celebra variablemente entre enero o febrero, ya que depende del calendario lunar y se establece durante varios días. Este año se celebró del 28 de enero al 22 de febrero y fue llamado el año del gallo. Esta celebración es también conocida como la Fiesta de la Primavera. Como notarán, no todas las celebraciones de Año Nuevo son el primero de enero.

Los que siguen el calendario maya sabrán que este año la festividad cambió al 26 de julio. El investigador Fredy Poot Sosa asegura que el nacimiento de un ciclo maya cambia con el pasar de los años. No existían los años bisiestos y su calendario tenía 18 meses. Para las personas interesadas en el sincronario maya, se ha cambiado de año con protagonismo del sello de la Tormenta Espectral al año Semilla Cristal Amarilla. Pueden investigar qué trae consigo cada sello y por qué se llaman así.

Tenemos también la celebración del Año Nuevo de los vikingos, llamada Yule o Yuletide. Esta consistía en una fiesta de 12 días en la cual se celebraba el solsticio de invierno. La fecha no es precisa, pero se calcula que se daba entre la quincena de noviembre y la quincena de enero. Los vikingos habitaban en países nórdicos donde los días son oscuros y las noches son más largas. Lo curioso es que esta celebración se llevaba a cabo en las dos semanas más oscuras del año, como buscando una extensa noche. Se observaba este fenómeno como si el sol ‘se tomara un descanso’ antes de empezar a brillar nuevamente.

En India tenemos al Diwali. La fecha tampoco es exacta, pues empieza en el día denominado Dhanteras, que se celebra el décimo tercer día lunar de Krishna Paksha (cuarto menguante) del mes Ashvin del calendario hindú. Este día se encuentra entre mediados de octubre y noviembre. El Diwali también es conocido como la Fiesta de las Luces debido a una leyenda que dice que los habitantes de la ciudad de Ayodhyā llenaron sus murallas y tejados con lámparas para que Rāma pudiera encontrar fácilmente el camino. De ahí comenzó la tradición de encender luces durante la noche, como hemos visto en algunas películas. Los hindúes estrenan ropa nueva, comparten bocadillos y, al igual que acá, se revientan petardos.

Finalmente, y con sabor a nuestra cultura, está el Inti Raymi (Fiesta del Sol), la cual se celebra el 24 de junio. Se ha vuelto una atracción en Cusco y otras ciudades donde se llevan a cabo las principales celebraciones. Amplíen su cosmología y dense una vueltita por Cusco en junio. ¡Feliz 2018!

Esta columna fue publicada el 30 de diciembre del 2017 en la revista Somos.

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