Una decena de organizaciones presentaron un recurso para frenar la patente de un chimpancé modificado genéticamente, aduciendo que viola límites éticos de la ley europea de patentes, informó Christoph Then, portavoz de Testbiotech, asociación que cuestiona que se realicen patentes de animales.

La Oficina Europea de Patentes (EPO) concedió la patente cuestionada a la empresa estadounidense Intrexon en agosto de 2012. Además de chimpancés, la patente incluye ratones, ratas, conejos, gatos, perros, vacas, cabras, cerdos, caballos y ovejas modificados genéticamente.

En el material genético de los animales afectados por la patente se introdujeron de contrabando fragmentos de ADN de insectos, garrapatas y cangrejos. Los animales así alterados están destinados a programas de investigación farmacéutica en los que se busca desarrollar, por ejemplo, terapias contra el cáncer.

Las organizaciones que presentaron el recurso temen que la patente sea un incentivo para que aumenten los experimentos con animales. Los animales en general, y sobre todo los monos, en tanto parientes biológicos más próximos de las personas, deben ser tratados con el máximo respeto. La concesión de estas patentes rompe un tabú, agregó Then. Hasta ahora el hombre nunca había intentado reprogramar el genoma de los monos.

La OEP concedió en 2012 tres patentes de chimpancés. En el segundo caso también se introdujeron fragmentos de ADN de insectos en el genoma; en el tercero, se buscó dar al sistema inmune de los chimpancés características similares al de los seres humanos para así poder poner a prueba terapias de anticuerpos. Ya se presentaron recursos contra las tres patentes.

Los experimentos con grandes simios están sujetos a estricta reglamentación internacional, y en algunos países de la Unión Europea (UE) están prohibidos.

En total, la EPO emitió unas 1.200 patentes sobre animales. Como precedente cuenta el ratón del cáncer, al que se le implantó un gen de cáncer de mama para probar la eficacia de nuevas terapias. Su importancia en términos de investigación, sin embargo, fue mínima. Por un lado, los derechos de uso frenaron a los investigadores, y por otro, el animal tenía un único gen cancerígeno, mientras en el cáncer de mama pueden intervenir docenas de genes.

También en relación hay varios simios patentados. En 2010 se aprobó, de acuerdo con Then, la patente de un chimpancé genéticamente modificado para que sufra de epilepsia.

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