A simple vista sólo el tono rojizo marca la diferencia entre los cantos rodados de Marte y los de la Tierra. Su aspecto es tremendamente familiar, parecen conglomerados o guijarros, rocas que están hechas de gravilla y arena.
Estas piedras erosionadas por el efecto del agua constituyen, según sus descubridores, la prueba más concluyente hasta ahora de que alguna vez corrían ríos por la superficie del planeta rojo.
Es la primera vez que podemos confirmar la existencia de rocas que fueron transportadas por agua durante una distancia considerable, le dijo a BBC Mundo Rebecca Williams, la investigadora líder del estudio, que se publica esta semana en la revista especializada Science.
Las rocas que encontramos son una revelación fantástica, es como si hubiéramos tenido allí a un geólogo con una cámara que hubiera roto y abierto las piedras para mostrárnoslas, explicó entusiasmada Williams, que también trabaja como académica en el Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson, Arizona en Estados Unidos.
Las rocas están fracturadas y podemos ver muy claramente su forma y tamaño, añadió.
Según la académica, hasta ahora se habían hecho suposiciones e hipótesis a partir de imágenes orbitales de poca resolución, y a pesar de haber enviado a Marte varios robots exploradores, esta es la primera vez que hay evidencia de los conglomerados.
Nunca hasta ahora habíamos conocido el tamaño de las rocas movidas por el agua, dijo Williams.
COMO UN RIACHUELO Ese conocimiento le permitió al equipo internacional que trabajó con la investigadora calcular por primera vez con precisión la rapidez y la profundidad del curso del agua que pasaba por el Cráter Gale, el lugar donde aterrizó el explorador Curiosity en agosto de 2012 con una misión de dos años.
La mayoría de estas piedras tiene la misma forma y tamaño que unos conocidos caramelos redondos de chocolate, son de un milímetro de grosor, muy redondeados, y con una superficie muy pulida, lo cual nos dice que hubo agua involucrada, describió.
En el transporte de agua eso ocurre cuando se dan colisiones múltiples entre las piedras, así que el cauce de agua era lo suficientemente fuerte como para hacer que las rocas chocaran entre ellas y produjeran estas superficies tan lisas, explicó.
En efecto, el equipo de Williams pudo establecer que como mínimo el cauce de ese río marciano del cráter Gale tenía una profundidad de entre 0,03 y 0,9 metros.
Y que el agua corría a una velocidad de entre 0,2 y 0,75 metros por segundo, aproximadamente el equivalente a la velocidad a la que caminamos, explicó Williams.
Sin embargo los científicos no tienen una manera directa de calcular la edad de los comglomerados.
Podemos hacernos una idea de su edad basándonos en cómo estas rocas se relacional con otras rocas en la misma zona, y eso nos dice que estos cantos rodados son muy antiguos, probablemente tienen miles de millones de años, dijo la investigadora.
CUATRO DÉCADAS BUSCANDO AGUA Las fotos de los sedimentos fluviales fueron tomadas en septiembre de 2012 por el Laboratorio Científico Marte (MSL, por sus siglas en inglés), a bordo del explorador Curiosity, que puede capturar fotografías y video en color, con gran resolución.
Pero según explicó Williams se ha asumido la existencia de agua en Marte desde las observaciones más tempranas, con la misión de la NASA Mariner 9, en 1971.
Durante varias décadas hemos observado lo que parecían antiguos cauces fluviales secos en Marte.
Con el tiempo, explicó, los científicos observaron también zonas donde parecía que había habido inundaciones catastróficas, gigantescos valles erosionados por el agua a lo largo de cientos de kilómetros.
Más recientemente se observaron otras evidencias, como un delta y una huella química en muestras del suelo marciano recogidas por la sonda espacial Phoenix.
Según Williams, los cantos rodados constituyen una evidencia complementaria pero la más definitiva hasta hoy en día, que confirma que hubo transporte a larga distancia de rocas por un flujo de agua.
Los resultados de este estudio también confirman previas hipótesis sobre el planeta rojo: que las condiciones en Marte en el pasado eran más cálidas y húmedas de lo que son ahora.