Más de 11.000 elefantes han muerto en Gabón a manos de cazadores furtivos de marfil desde 2004, según un reciente estudio.

El país es el hogar de más de la mitad de los elefantes africanos de bosque, los cuales son altamente valorados por la calidad de sus colmillos.

Los activistas dicen que la situación en lo que se creía era un refugio seguro para estos elefantes está fuera de control. Atribuyen esto a la elevada demanda de joyas y otros productos de marfil en Asia.

Gabón cuenta con cerca del 13% de los bosques de África Central, pero es el hogar de unos 40.000 elefantes de bosque, una especie más pequeña que atrae a los cazadores furtivos porque su marfil está teñido de rosa y es de gran dureza.

El profesor Lee White, quien dirige el sistema de parques nacionales de Gabón, dice que a pesar de sus mejores esfuerzos, la situación se está saliendo de control.

Si no revertimos rápidamente la situación, el futuro de los elefantes en África está condenado, dijo. Estos nuevos resultados ilustran con crudeza cuán dramática se ha vuelto la situación.

La nueva investigación fue llevada a cabo por la agencia de parques nacionales de Gabón (ANPN por sus siglas en francés), junto con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) y la Sociedad de Conservación de la Fauna (WCS por sus siglas en inglés).

Cazadores que cruzan la frontera

La doctora Fiona Maisels de la WCS explicó que analizaron la población de elefantes en el parque nacional Minkébé y lo comparó con los datos recogidos en la misma zona hace nueve años.

Entre 44% y 77% de los elefantes han muerto, dijo. En otras palabras, 11.000 elefantes se han perdido desde 2004.

Gran parte de la atención sobre la caza furtiva de elefantes ha tenido lugar en la vecina República Democrática del Congo, pero con el aumento de la demanda de marfil y los precios disparados en los últimos años, los cazadores furtivos han buscado a los elefantes de bosque en las vastas extensiones de Minkébé.

Y a pesar de los esfuerzos del gobierno de Gabón para reforzar las patrullas contra la caza furtiva, según Bas Huijbregts, de WWF, las autoridades han fracasado.

En un área como la de Minkébé, que es de unos 30.000 kilómetros cuadrados aproximadamente del tamaño de Bélgica sin ningún tipo de carreteras, es muy difícil rastrear los cazadores furtivos, dijo.

Las autoridades estiman que entre 50 y 100 elefantes muriendo cada día en el parque en 2011. Gran parte de la caza furtiva ha sido llevada a cabo por bandas del vecino Camerún y que el marfil es transportado a través de la frontera norte por cargadores.

Los altos precios que se pagan por el marfil en los mercados asiáticos están generado una reacción en cadena sobre los intentos de controlar el comercio en Gabón, dice Bas Huijbregts.

Al tratarse de un producto de alto valor, está corrompiendo a las autoridades gubernamentales en todos los niveles: hay puestos de control en todo el lugar, pero nunca nadie detecta ese marfil, dijo.

Cuando se producen detenciones, a menudo éstas son obstaculizadas por gente del gobierno que también tiene una participación en el comercio.

En junio del año pasado el presidente de Gabón, Alí Bongo Ondimba, ordenó quemar la reserva de marfil confiscada en el país. Sin embargo, la caza furtiva continúa y está llevando a que muchos conservacionistas pongan en duda la supervivencia a largo plazo de los elefantes en África.

El profesor Lee White, quien dirige el sistema de parques nacionales de Gabón, dice que a pesar de sus mejores esfuerzos, la situación se está saliendo de control.

Si no revertimos rápidamente la situación, el futuro de los elefantes en África está condenado, dijo. Estos nuevos resultados ilustran con crudeza cuán dramática se ha vuelto la situación.

Los activistas dicen que la reunión, el próximo mes, de la convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas (CITES, por sus siglas en inglés) será una oportunidad para que los gobiernos mundiales fortalezcan las medidas en contra de la caza furtiva de marfil.