Algunos aspectos de nuestra salud se escapan de nuestras manos, pues están en nuestros genes o en cómo nuestras madres se comportaron durante el embarazo.
Pero esto no puede ser una excusa para quedarnos de brazos cruzados. Existen muchos factores en nuestro estilo de vida –sí, entre ellos el ejercicio y la dieta- que pueden tener un impacto en nuestra capacidad para vivir una vida larga y sana.
A continuación ofrecemos cinco factores a tomar en cuenta si nuestra meta es estar en este planeta el mayor tiempo posible y disfrutando al máximo.
1. EMPIEZA CUANTO ANTES Incluso antes de nacer, nuestra salud puede estar afectada por las decisiones de estilo de vida que toman nuestras madres. Varios estudios indican que si una mujer embarazada está muy estresada puede tener un impacto en el bebe, dejándolo con menos capacidad de manejar más tarde en su vida la presión.
El abuso de alcohol puede ocasionar síndrome de alcohol fetal en bebes, el cual puede causar de por vida dificultades para el aprendizaje, así como problemas físicos. El cigarrillo también afecta el desarrollo.
Una investigación incluso sugiere que la dieta durante el embarazo puede aumentar el riesgo de obesidad en el niño, porque cambia el ADN del bebe por nacer.
Tener una infancia feliz puede estimular la longevidad, tal y como se sugiere en otro estudio que indica que aquellos que fueron infelices en su juventud tienen mayor riesgo de tener enfermedades cardíacas como adultos.
Salir y disfrutar del aire libre también es clave. Los rayos del sol son una fuente importante de vitamina D, siempre y cuando se use protector solar para evitar cáncer de piel.
Esta vitamina es clave para tener unos huesos fuertes y sanos, pues ayuda a nuestro cuerpo a absorber el calcio y el fósforo de las comidas.
2. BENEFÍCIATE DEL EJERCICIO La presión del día a día te puede dejar con la sensación de que no hay mucho tiempo para el ejercicio. Pero vale la pena tomar en consideración que, dejando de lado la pérdida de peso, es mucho lo que se puede ganar con el ejercicio, y puede significar una gran diferencia entre estar sano y no:
El ejercicio ayuda a tener un corazón más saludable porque reduce varios peligros cardiovasculares, incluyendo presión arterial y enfermedades cardíacas.
Mantenerse activo físicamente puede reforzar la salud mental y ayudar a manejar el estrés, la ansiedad e incluso la depresión.
El ejercicio frecuente puede ayudar a alcanzar y mantener el peso ideal que reduce los riesgos de diabetes.
El ejercicio pesado, como correr, es especialmente bueno para mejorar la densidad ósea y proteger contra la osteoporosis, que es cuando los huesos se debilitan y rompen con facilidad.
3. SALUD ÓSEA Durante la infancia nuestros huesos son fuertes y, si se rompen, normalmente se recuperan con facilidad. Pero en la medida que vamos acumulando años, este proceso se hace más lento y nuestras articulaciones se pueden hacer débiles y frágiles.
Empezamos a perder densidad ósea a partir de los 35 años, lo cual es un proceso normal del envejecimiento.
Factores del estilo de vida, como tener una dieta rica en calcio y ejercitar con frecuencia puede mantener los huesos sanos y minimizar el riesgo de fracturas.
4. MANTENTE SOCIALMENTE ACTIVO Todos sabemos que la amistad es importante para la felicidad, pero recientemente se descubrió que los amigos también nos pueden ayudar a vivir más.
Estudios sobre la soledad indican que el aislamiento social está asociado a una tasa alta de mortalidad en gente mayor y que la soledad es un asesino oculto para los ancianos.
En la misma línea, investigaciones han demostrado que la gente casada vive más que los solteros. Los especialistas creen que esto se debe a que los casados o en pareja tienen una mejor red de apoyo social, lo que minimiza el riesgo al aislamiento.
5. EVITA LA COMIDA BASURA Una buena dieta es básica para la buena salud, por lo que evitar ciertas comidas y bebidas puede ayudar a prolongar la vida. Ingerir demasiados alimentos de alto contenido calórico como los dulces o la grasa puede llevar a aumentar de peso y la obesidad.
Algunas grasas son conocidas por ser particularmente malas para la salud. Los ácidos grasos trans, hecho de aceite vegetal de hidrogenación, pueden estar presentes en algunas margarinas, galletas, tortas y comida rápida.
Este ingrediente puede aumentar el nivel de nuestro colesterol malo, lo que incrementa significativamente el riesgo de tener arterioesclerosis, que bloquea las arterias y causa otras complicaciones.
Reducir la ingesta de sal también es importante para mantener el corazón sano, pues comer mucha sal puede llevar a la hipertensión, lo que a su vez podría ocasionar fallas cardíacas, accidente cerebrovascular y otras complicaciones.
Ingerir mucho alcohol también puede tener efectos devastadores en nuestra salud. No sólo puede dejarnos con una resaca el día siguiente, sino que también a largo plazo puede causar daños en los órganos del cuerpo. El abuso crónico es una de las principales causas de enfermedades del hígado.
Y no podemos olvidarnos del tabaco. Son muchos los estudios que advierten de lo perjudicial para la salud, pues fumar aumenta el riesgo a desarrollar unas 50 enfermedades serias.
Es la causa del 90% de los cáncer de pulmón, daña el corazón y la circulación arterial, empeora las enfermedades respiratorias y afecta la fertilidad.
Y UN GOLPE DE SUERTE, ¿EN REALIDAD ESTÁ TODO EN NUESTRO ADN? Si bien existen medidas que podemos tomar para ayudarnos a vivir una vida larga y saludable, puede haber un elemento de suerte en la ecuación: nuestro ADN.
Buena parte de las investigaciones sobre envejecimiento se ha centrado en el papel de los telómeros. Estas son las tapas protectoras que se encuentran al final de los cromosomas, algunas veces parecidos a lo que vemos al final de la trenza de los zapatos. Su papel es proteger el extremo del cromosoma a fin de prevenir la pérdida de información genética durante la división celular.
Cada vez que se dividen nuestras células, la punta de los telómeros se hace más pequeña. Con el tiempo se achican tanto que detienen la división celular y lo que significa la muerte de la célula. Es así como envejecemos.
Estudios han revelado que unos telómeros más largos están relacionados a una vida más longeva, mientras que los más cortos están ligados a enfermedades cardiovasculares y demencia. Los telómeros largos se pueden heredar.
Quizás algún día, en el futuro, podamos predecir cuánto vamos a vivir.