SOFÍA CARRILLO BARRERA

Un bronceado parejo puede simbolizar belleza este verano. Sin embargo, más allá del atractivo, el enrojecimiento es una reacción de la piel ante una exposición a los rayos ultravioletas mucho mayor que la que puede soportar.

La piel se enrojece, producto de una exposición mayor a 20 minutos al sol y, por lo tanto, a los rayos de tipo A y B. Una piel expuesta sin tomar precauciones va a resultar dañada al corto y largo plazo. Cuando la radiación UV-B entra en contacto con la epidermis, altera sus células y posibilita el desarrollo de un futuro melanoma. La UV-A, por su parte, ataca la dermis y causa el envejecimiento de los tejidos, afirma la dermatóloga Betty Sandoval, coordinadora de la campaña nacional del Día del Lunar del Círculo Dermatológico del Perú (Ciderm).

La acumulación de radiación en el cuerpo es un ataque al sistema inmunológico, además, representa una mayor probabilidad de desarrollar cáncer cutáneo en el futuro.

Los tipos de cáncer de piel están divididos en melanoma el más agresivo y no melanoma. Este último está subdividido en carcinoma espinocelular, carcinoma basocelular (ataca localmente pero no hace metástasis), sarcomas y linfomas. Se presentan como lunares mal formados, heridas, carnosidades y lesiones en la piel.

En el Perú, la mayoría de casos de cáncer cutáneo es del tipo no melanoma. Este tiene una mayor posibilidad de cura, pero no es benigno. Ningún cáncer lo es, aclara el doctor Alcides Pinedo, cirujano oncólogo de la Liga Peruana de Lucha contra el Cáncer.

Sigue leyendo esta nota en la edición impresa