“Crecen Glovo y Rappi así como las denuncias en redes de repartos manoseados”, por Sergio Sicheri

Después de sacar una de las pizzas cargadas de mozzarella del horno y destapar la segunda botella de Malbec con una pareja de amigos que invitamos a cenar en casa, entramos a analizar temas de las redes sociales. Desde lo importante que pueden llegar a ser, hasta lo aterradoras que se han convertido. Sobre todo, al momento de inventar noticias o memes. En esto último, los peruanos hemos sacado una maestría. En fechas importantes, las distintas creaciones gráficas, videos y chistes vuelan de un lado a otro en los grupos de Whatsapp, en el muro de Facebook o en las historias de Instagram. San Valentín fue ayer la sustentación de dicha tesis.

La noticia que se expandió sobre la alta demanda de Glovo gracias a una fotografía que se volvió viral reafirmó el crecimiento de dicho servicio. La mayoría lo hemos notado en el día a día, pero dicha imagen, la que mostró a una veintena de ‘Glovers’ –como se le llaman a los repartidores o personal delivery– de dicha empresa que se encontraban esperando pedidos afuera de una tienda de Rosatel fue el sello que ratificó un hecho: "Hoy un 'Glover' ha realizado 20 viajes para pedidos de flores y peluches –señaló Drago Macan, country manager de Glovo Perú a El Comercio–. En la actualidad la compañía cuenta con cinco mil motorizados en el Perú y la demanda de la app se incrementó un 75% este 14 de febrero”.

Esos 100 mil viajes que realizaron ayer los Glovers, sumados a la masificación de la noticia propició muchos aplausos, así como cientos de cuestionamientos. Lo positivo es que este servicio viene ayudando a miles de peruanos ahorrándoles tiempo para comprar o entregar un regalo, para entregar un documento sin la necesidad de moverse de casa o de la oficina, para devolver unas llaves que se llevaron de casualidad o tan solo para pedir algo de comida por delivery. Son distintos los usos de estos aplicativos y Glovo no es el único. Hay otras empresas como Rappi que también han llegado a nuestro país y vienen buscando posicionarse para cubrir distintas demandas de entregas a través de motorizados. Incluso quieren incursionar en el alquiler de scooters eléctricos. Pero esa noticia es materia prima para otra publicación.

La otra cara de la moneda son todas aquellas personas que también han aprovechado las redes para quejarse de estos aplicativos o empresas. Desde aquellos que critican el terrible manejo de muchos de estos motorizados, algunos en bicicleta, que manejan intempestivamente contra el tráfico en distintas avenidas. La gran mayoría trabaja de manera informal, hasta en sandalias. A veces reparten en su motocicleta llevando no solo el pedido, también a sus esposas e hijos (y varios casos sin casco). Esto, solo por mencionar alguno de los hechos denunciados. Hay otras personas que aseguran haber visto a los motorizados de dichas empresas estacionados en una esquina conversando con otros colegas y disfrutando parte de los banquetes que tienen que entregar. Con ello también han llegado reclamos en redes que aseguran que sus pedidos llegaron, pero manoseados. Sí, sus platillos fueron comidos o probados antes de ser entregados.

La pregunta que nos debemos hacer es si estamos ante servicios similares a Uber o Airbnb. Los mismos que en muchos países han sido regularizados para no aportar al crecimiento de empleos informales. El año pasado se incrementó en 2.3% el empleo informal en nuestro país según el último reporte del INEI que consignó el diario Gestión. Hablamos de un incremento (entre 2018, versus 2017) de más de 192 mil empleos informales. Si bien todos estos aplicativos o la tecnología se ha vuelto un ‘driver’ para generar nuevos negocios. Los mismos deben de someterse a distintas regulaciones. Sobre todo, en países como el nuestro dónde la informalidad es tan creativa como la creación de memes o virales.

Sergio Sicheri se desempeña como Jefe del Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio, es gerente general de Brand Wash & Solutions https://brandwashsolutions.com/ (asesoría en imagen de marca y soluciones digitales). Cuenta con una maestría en Dirección de Marketing y Gestión Comercial en el EOI de España y la escuela de postgrado de la UPC. Ha dictado cursos de marketing digital en la universidad Mayor de Chile, la universidad Científica del Sur y en ISIL.