Igual que muchos seres humanos, los chimpancés y los bonobos, también conocidos como chimpancés pigmeos, reaccionan con bastante emoción cuando toman una decisión arriesgada que no rinde los frutos esperados
Ésa es la conclusión de un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, que desarrolló varios experimentos sobre toma de decisiones, en los que los simios juegan para conseguir premios comestibles.
Algunos de los animales que perdían en el juego, al conseguir un insípido trozo de pepino en lugar de una deseada banana, reaccionaron con lo que podría ser el equivalente simio de una pataleta humana.
El hallazgo de los investigadores fue publicado en la última edición de la revista Plos One, de la Academia de Ciencias de Estados Unidos.
HUÉRFANOS Los científicos trabajaron con 23 chimpancés y 15 bonobos en dos santuarios de simios en la República del Congo.
Todos los animales son huérfanos rescatados del mercado de carne de animales silvestres, le explicó a la BBC Alexandra Rosati, líder del proyecto, que ahora trabaja en la Universidad de Yale, también en EE.UU.
Están en una suerte de semicautiverio, pero es posible interactuar con ellos en juegos, dijo.
Es lo más cerca que podemos estar de ellos sin llegar a estar en la selva, añadió.
Señalan que el estudio sugiere que los sentimientos de frustración y lamentación tan fundamentales para nuestras propias decisiones no son únicamente humanos.
La doctora Rosati, que estudia la capacidad de solucionar problemas de los simios para examinar el origen del comportamiento humano, diseñó dos juegos para el experimento.
En el primero, los animales podían escoger entre recibir un premio comestible relativamente pequeño inmediatamente o recibir otro más grande pero después de esperar un tiempo.
En el segundo experimento (vea un extracto en el video), los simios debían escoger entre una opción segura y otra arriesgada.
La alternativa segura era la de seis maníes o cacahuetes escondidos bajo un cuenco. Mientras que la arriesgada era o bien un decepcionante trozo de pepino o un preferido trozo de banana.
Muchos de los chimpancés expresaron emoción tanto cuando tenían que esperar como cuando tomaron un riesgo que no valió la pena.
Los investigadores registraron en cámara algunas de las reacciones, que son muy parecidas a las pataletas humanas e incluyen gritos y pucheros.
Además, según Rosati, algunos simios reaccionaron rascándose ansiosamente o moviendo las barras de su jaula.
Algunas de las reacciones se parecen mucho a las de un niño gritando no, yo quería eso, describió la investigadora.
ESTADOS DE HUMOR PARECIDOS Según explicó Roseti, los resultados de este estudio sugieren que el componente emocional del proceso de toma decisiones no es único de la especie humana.
Los sentimientos de frustración y de arrepentimiento, tan fundamentales en nuestra toma de decisiones, están presentes también en la sociedad de los simios.
Además, los investigadores encontraron diferencias en la manera en que las dos especies observadas respondieron a los juegos: los chimpancés tenían más predisposición a arriesgarse que los bonobos.
Esto podría sugerir, según Rosati, que la capacidad de los simios para sentir emociones pudo haber ayudado a moldear su forma de vida.
Estas diferencias pueden verse reflejadas en las distintas maneras en las que buscan comida en la vida silvestre, dijo la doctora.
Tal vez por eso es más probable que los chimpancés se involucren en arriesgadas estrategias como la caza, en el sentido de que pueden pasarse un día entero persiguiendo algo y acabar con nada, añadió.
En términos generales, dijo la investigadora, los resultados sugieren que el proceso de toma de decisiones de los simios tiene motivaciones y pasa por estados de ánimo similares a los nuestros.