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¿Cuál es la agenda pendiente para lograr un Perú digital?
Redacción EC

Lo que buscamos en es seguido muy de cerca por portales web y navegadores. Las preferencias que mostramos cuando estamos en internet ahora sirven a muchas compañías en la red, gracias a un software que identifica y registra de manera precisa y única el paso de cada usuario.

Se trata de una ' que permite posteriormente segmentar las audiencias para crear bases de datos de gustos y tendencias y facilitar así el ‘bombardeo’ de publicidad a medida.

El problema llega con la invasión de la intimidad cuando estos datos no se emplean desde un punto de vista anónimo, sino que se personalizan con nombres y apellidos gracias al Protocolo de Internet (IP, por sus siglas en inglés) o etiqueta numérica única de cada equipo informático.

El presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, indica que “la gente debe ser consciente de que nunca hay que facilitar ni dar datos innecesarios”, pero no solo a la hora de comprar, sino como costumbre al utilizar las redes sociales.

“Hay que evitar dar todo tipo de datos complementarios ya que de por sí las grandes empresas de comunicaciones monitorizan los movimientos de los usuarios y manejan una gran cantidad de información sobre ellos”, advierte.

Diferentes redes sociales como Twitter o Facebook ya son capaces de relacionar el número de IP con un usuario real y concreto para ofrecerle anuncios a medida de sus intereses personales y también de suspender las cuentas con seudónimos o nombres irreales.

Y el número de datos no para de crecer. Los expertos creen que para 2020 habrá unos 50.000 millones de aparatos de todo tipo, no necesariamente computadoras, conectados a Internet, lo que generará un aluvión de nuevos datos para ser vendidos a todo tipo de empresas que lo soliciten.

(Foto: Thinkstock)

Un estudio de la Fundación Innovación Bankinter publicado hace apenas tres meses sobre este fenómeno, conocido como “Big Data”, alerta de su generalización creciente no solo a través de Google y Amazon, pioneras en el uso de datos de usuarios para mejorar resultados, sino en webs de bancos, aseguradoras o la industria farmacéuticas.

Para rastrear la huella digital, los programas informáticos emplean las conocidas “cookies” cuyo empleo, hoy, en España es obligatorio por ley anunciar al acceder a cualquier página web. Estas “cookies” son las encargadas de recoger y enviar al servidor la información para seguir la navegación del usuario y alertar de todos sus movimientos dentro de un portal concreto.

Pero no se trata solo de monitorizar: en el caso de Facebook y según otro informe científico publicado en la revista Computers in Human Behavior en 2014, gracias a las publicaciones de los internautas es posible conocer su estado anímico con un 83 % de precisión.

Por ello, el pasado mes de abril comenzó en la Audiencia Provincial de Viena (Austria) un juicio contra esta red social por supuesta vulneración de la privacidad. Alrededor de 25.000 personas se han sumado a esta demanda colectiva contra la empresa estadounidense.

Aún a la espera de sentencia, la demanda acusa a Facebook de colaborar con los programas de espionaje masivo de las autoridades de EE.UU. y de practicar un seguimiento de los usuarios ilegal según la legislación europea.

Las filtraciones del exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana Edward Snowden revelaron que Washington espió a nueve de cada diez usuarios comunes de Internet de todas las nacionalidades.

“Estamos bastante desamparados ante gigantes como Google o Facebook, pues para utilizarlos debes aceptar sus políticas de uso, basadas en la legislación estadounidense“, aseguran autoridades españolas.

Fuente: EFE

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