Quizás estés pensando en reemplazar tu teléfono inteligente por uno más nuevo, un iPhone 5S o el 5C, o de repente le tienes el ojo puesto al nuevo reloj de Samsung.
Si es así, piensa por un momento en las legiones de compañías pequeñas y nuevas que querrán venderte un estuche, un bolso, elegantes audífonos, un dispositivo para apoyar el celular y, probablemente, una almohada especial que va con el mismo.
Bienvenidos al difícil e incierto mundo de los fabricantes de accesorios tecnológicos. Es un negocio que depende de tener algo relevante o, incluso mejor, algo nuevo para poner a la venta cada vez que una marca importante, como Apple o Samsung, lanza un nuevo producto.
Knomo es un buen caso de estudio que refleja la intensa presión a la que están sometidos quienes diseñan accesorios de este tipo.
LA COMBINACIÓN PERFECTA Para ser exitoso, es fundamental salir al mercado rápidamente, dice Howard Harrison, fundador y director de una compañía que ofrece lujosos estuches, bolsos y fundas o cubiertas de cuero, especialmente para dispositivos de Apple.
Si después del lanzamiento de un producto te retrasas tres o cuatro semanas en salir al mercado –prosigue- la mayoría de las tiendas ya habrán buscado otras alternativas.
Se refiere particularmente al área del negocio de Knomo que se dedica a la elaboración de modelos que se adaptan perfectamente a un producto específico.
Más del 50% de las ventas de accesorios de este tipo tienen lugar en los tres primeros meses que transcurren tras el lanzamiento de un nuevo gadget, afirma Harrison.
Con un período de venta tan corto, Knomo tiene que asegurarse de que lo que elabora se diseña, se hace y se encuentra disponible, en grandes cantidades, mucho antes de que el producto para el cual se concibió esté a la venta.
Pero esto no es nada sencillo, considerando la reserva que rodea los planes de Apple y, en menor medida, al resto de empresas importantes que se dedican al tema.
JUEGO RIESGOSO Knomo tiene que crear objetos que se adapten a productos que no ha visto e incluso, en algunas ocasiones, antes de estar seguros de que ciertamente existen.
Es un juego muy riesgoso en el que se hacen apuestas muy elevadas.
Un escenario de pesadilla podría ser la elaboración de un estuche de cuero que tuviera el orificio para los auriculares, o para el área donde se encuentran los botones del volumen, muy pequeño o en el lugar equivocado.
Knomo se esfuerza para evitar quedarse por fuera.
La información que tenemos nos llega a través de 20 o 30 fuentes. Utilizamos todos los datos que somos capaces de recopilar, comenta Harrison.
Regularmente revisan sitios webs de tecnología para estar atentos a los rumores que puede haber en el ambiente, también conversan con los distribuidores y los proveedores de la compañía alrededor del mundo.
Pero Harrison no revela si tienen informantes en las fábricas chinas que abastecen a las grandes empresas tecnológicas.
Hasta el momento, dice, se equivocaron sólo una vez, y no fue algo grave.
Pese a las dificultades, a Knomo no le va nada mal. Comenzó hace nueve años con un hombre en una habitación, explica el fundador de la empresa.
Actualmente, la empresa tiene un retorno de US$16 millones y emplea a 25 personas. Su sede principal se encuentra en una zona que está de moda en el centro de Londres y sus modelos se venden en 35 países.
HECHO EN CASA Breffo, otra pequeña compañía que se dedica a la elaboración de accesorios tecnológicos en el Reino Unido, también tiene que lidiar con la incertidumbre de los ciclos de lanzamiento que tienen las grandes empresas del ramo.
Su solución es inusual en una industria en la que se asume que los productos se fabricarán en China o en Asia. Todo lo que Breffo vende está hecho en el Reino Unido.
Patrick Mathews, fundador y director de la firma explica que fabricar en casa es más rápido y le da más control sobre el proceso.
Señala que los costos son similares a los que se encontrarían en Asia porque su metodología de producción está muy mecanizada.
Si hay mano de obra involucrada en la manufactura, asumes el costo asociado a la misma. Sin embargo, en un caso automatizado como el nuestro, eso no ocurre pese a que fabricamos aquí, por eso somos capaces de mejorar los precios que se ofrecen en China.
La empresa se fundó en 2010, en la actualidad tiene un retorno de US$1.6 millones y oficinas en el Reino Unido y Estados Unidos.
Su producto principal es el Spiderpodium, un original dispositivo concebido para sostener un celular o una tableta en cualquier tipo de superficie. Tiene ocho patas hechas de acero flexible y cubiertas de goma.
BUENAS VENTAS A Mathews se le ocurrió la idea en medio de un largo viaje en avión. El sistema para ver películas a bordo estaba dañado, así que tuvo que ver una en su iPhone y sostener el teléfono frente a su cara por varias horas, lo que le pareció extremadamente incómodo.
El Spiderpodium, que ahora está disponible en varios tamaños, nació de su molestia por no poder fijar el móvil a la parte de atrás del asiento que estaba delante de él.
El producto se ha vendido muy bien, pero eso ha traído algunas dificultades.
Mathews cuenta que sabe que existen varios lugares en China que fabrican versiones baratas de su producto y lo venden como si hubieran sido elaborados por Breffo.
Y eso es un problema porque le hace perder ventas.
OBJETOS FALSOS Pero más grave, quizás, es el efecto que tiene sobre su marca.
Los consumidores, e incluso los vendedores, no se dan cuenta en muchas ocasiones de que se les está ofreciendo un producto falsificado, comenta, así que las quejas por cualquier defecto que tengan los mismos, terminan en su puerta.
Al empresario le frustra ver comentarios negativos en sitios web acerca de sus productos, porque se trata de las versiones de mala calidad que se venden usando su marca.
En una oportunidad se enfrentó a una empresa china que estaba usando su nombre. El representante le recomendó que contactara a su oficina en Reino Unido.
Los datos que le dieron para que lo hiciera fueron los suyos.
Al parecer, estar en el negocio de los accesorios tecnológicos no es un boleto a la vida fácil.