Los montañistas y escaladores de hoy en día cuentan con todo tipo de innovaciones tecnológicas que les asisten en sus aventuras: ropa ultraliviana de tejidos especiales, equipo de seguridad certificado, botas supercalientes y confortables, modernos sistemas de comunicación.
A veces les cuesta entender cómo lograban sus hazañas aquellos hombres que se lanzaban a las cumbres imposibles de su época hace más de medio siglo.
Sin embargo, ellos también tenían de su lado a hombres de ciencia e ingenieros de su tiempo.
Cuando en mayo de 1953 el neocelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalés Tenzing Norgay se convirtieron en los primeros hombres en alcanzar la cima del monte Everest, la montaña más alta del mundo, no estaban solos.
Ellos formaban parte de una expedición de más de 35 miembros, que además de contar con montañistas, escaladores y sherpas, incorporó a ingenieros y científicos.
Fue el trabajo de estos hombres el que permitió desarrollar los implementos tecnológicos que jugaron un rol clave en el éxito de esa empresa.
Repasamos aquí algunos de ellos.
OXÍGENO Las anteriores expediciones al Everest ya habían ensayado el uso de tanques de oxígeno. Pero los equipos que llevó el equipo de 1953 eran más evolucionados. De hecho, llevaron dos tipos de sistemas de oxígeno: uno de circuito cerrado y otro abierto.
Los primeros, que ya se habían utilizado en el pasado, daban mejores resultados en términos fisiológicos, porque dejaban al escalador totalmente aislado del aire exterior, pero eran más difíciles de operar, y más proclives a sufrir fallas.
Los segundos, que fueron llevados por primera vez al Everest en 1953 (aunque habían sido probados en otras situaciones de alta montaña), sí incorporaban el aire atmosférico a la mezcla que respiraba el escalador, pero eran más sencillos de operar. Uno de este tipo fue el que utilizaron Hillary y Norgay en su exitoso ataque a la cumbre.
COMIDA Antes de 1953, otros intentos de ascender el Everest se sirvieron de fuentes de alimentos locales del Himalaya y latas y otros envasados y productos no perecederos llevados desde occidente.
Pero ese año, se adoptó un enfoque más científico, incorporando raciones del tipo de las utilizadas por las fuerzas armadas, además de cocinillas especiales y ollas a presión.
Otra innovación se dio en la preparación de las raciones para los tramos más altos de la ascensión, por encima de los 6.000 metros. Para ahorrar peso, en vez de comida enlatada, se utilizó un sistema de envasado al vacío.
VESTIMENTA Se puso especial énfasis en reducir el peso de la ropa, al tiempo de mantener su eficacia. Las botas, por ejemplo, fueron rediseñadas para pesar lo mínimo posible, ya que cada medio kilogramo extra de peso en ellas equivale a cargar alrededor de dos kilogramos más de equipo.
El total de la vestimenta para los expedicionarios de 1953 pesaba unos 7,7 kilogramos, contra los 10,5 de una típica expedición polar de la época.
COMUNICACIÓN Los expedicionarios usaban walkie-talkies para comunicarse entre campamentos, pero los plásticos utilizados en esa época para construir algunas de sus partes podían resquebrajarse por las condiciones de la alta montaña, que incluyen fuertes vientos, bajísimas temperaturas y una alta exposición a los rayos solares.
Así que para resolver ese problema, los ingenieros que asesoraban a la expedición resolvieron reemplazar todos esos componentes con versiones de goma pura, para asegurarse de que no se dañarían.