Una juez federal de Nueva York prohibió al gigante tecnológico Apple firmar acuerdos con cinco empresas editoras de libros después de que fuera declarada culpable de haber conspirado para subir los precios de los libros electrónicos.
En un documento que puede ver hoy en los registros del sistema judicial estadounidense, la juez Denise Cote prohíbe a Apple fijar acuerdos con Hachette, Harper Collins, Simon Schuster, Penguin y Macmillan, durante un periodo que va de dos a cuatro años.
La magistrada había fallado el pasado 10 de julio que Apple conspiró con varias editoriales subir los precios de los libros electrónicos e intentar así eliminar a la competencia, en violación de las leyes antimonopolio.
Cote prohibió también al gigante de Cupertino comunicar directa o indirectamente a ninguna de las cinco editoriales afectadas el estado de sus negociaciones con otras editoras de libros electrónicos o sus planes de negocio para el mercado de e-books.
La juez ordenó también que Apple designe en el plazo de treinta días a un supervisor independiente que reporte sobre sus esfuerzos para cumplir las leyes antimonopolio, según el fallo de la juez, que tiene una vigencia de cinco años ampliable a otro más.
A menos de una hora para el cierre de la jornada bursátil, las acciones de Apple avanzaban el 0,25 % y se cambiaban a 496,42 dólares cada una en el mercado tecnológico Nasdaq, donde han perdido una cuarta parte de su valor en los últimos doce meses.
El Departamento de Justicia de EE.UU. acusó el año pasado a Apple y a varias editoriales de provocar con su supuesta conspiración que los consumidores pagasen decenas de millones de dólares más por sus libros electrónicos.
EL VERGONZOSO CASO Las editoriales empezaron a decidir el precio de los libros electrónicos y se confabularon para subir el importe, con lo que impidieron que Amazon pudiera seguir vendiendo sus gangas a 9,99 dólares.
La tienda por Internet puso en marcha esa táctica en 2007 para atraer consumidores a su lector Kindle y gracias a ella se convirtió en líder indiscutible del mercado, pero las editoriales temieron que provocase también una caída en los precios de las obras impresas.
Según la querella, ante la salida al mercado del iPad en 2010 y su tienda iBookstore, las editoriales se unieron con Apple, que compartía el mismo objetivo de limitar la competencia en la comercialización de libros electrónicos.
El pacto surtió el efecto deseado ya que los éxitos de ventas pasaron de venderse en su edición digital desde 9,99 dólares a entre 12,99 y 16,99 dólares, lo que provocó que la cuota de mercado de Amazon bajase notablemente, según la demanda.