MELISSA GARCÍA Y OSCAR GARCÍA SOMOS
Un espejo, ella y un celular. Una foto de frente, tal vez con escote. O mejor una volteada, arqueando bien la espalda. Listo. Ahora a ‘subirla’ acompañada de una frase probablemente incitadora o misteriosa. ¿Y si hay críticas o comentarios subidos de tono? No importa. “Es solo una forma de expresarme”, dice ‘Adri Vainilla’.
Luego la gente empieza a comentar. Y a agregarla como ‘amiga’. Pero hubo a quien no le pareció algo tan inocente y lo ‘denunció’. “Para Facebook estaba usando un perfil personal como si fuera público. Además, claro, estaba lo de las fotos…”, explica esta chica a la que le gusta escribir tanto como las imágenes que ella denomina “bastante sugerentes”. Así que le recomendaron abrir una página oficial, donde su personaje creció de manera exponencial. “A mí no me interesaba eso. Solo quería decir lo que pensaba”, sentencia.
‘Adri Vainilla’ pertenece a la generación Y, esa que la revista Time describió en su edición de mayo como sumamente floja y narcisista, y a la que más de una publicación saltó a defender después. Pero para ella – como para muchos otros – la cosa va más allá: “Las personas siempre han sido exhibicionistas, la web es solo una plataforma más para serlo. Las redes han retomado la necesidad de socializar de gente que antes estaba muy separada por otros medios como la televisión”, comenta.
Y es que el debate acerca de las características de este grupo de jóvenes sigue abierto: ¿estamos juzgándolos con sentido o son acaso los llamados ‘millennials’ los eternos incomprendidos?
MISMO MUNDO, DISTINTO ORDEN “Voy a hacer lo que todos han hecho a través de la historia: llamar a aquellos menores que yo flojos, egoístas y superficiales. Pero, a diferencia de mis padres, abuelos y bisabuelos, yo sí tengo pruebas para hacerlo”. Así empezaba Joel Stein, periodista de la revista Time, el artículo que desataría el debate acerca de los ‘millennials’.
Pero la discusión sobre el narcisismo en la nueva generación no ha empezado este año. En el 2009, un informe de la revista New York daba cuenta de las características de estos chicos que viven pegados a un celular. Este señalaba que, en principio, son personas que crecen con la conciencia de tener una audiencia atenta a sus pasos, sea visitantes a su blog o canal de YouTube, seguidores en Twiter, amigos de Facebook, etc. Tienen además su historia personal documentada al detalle flotando en la web.
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