GONZALO GALARZA CERF

Hace cuatro meses asumió la presidencia del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) y se encontró con una institución paralizada: “No tenía ojos, ni cabeza, ni manos”. Entidades como el Concytec, afirma Gisella Orjeda, deben poseer un sistema de información que los provea de data sobre lo que requiere el país, desde el sector privado hasta el público. Pero hoy este es el panorama: “No sabemos cuántos investigadores tenemos. Debemos tener la data para saber dónde están los profesionales capacitados y qué necesitamos”.

El Comercio la ha convocado a una mesa de discusión junto a otros profesionales de alto nivel para analizar la problemática del desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación en el país; iniciativa que –anuncia la editora central de Fin de Semana y Suplementos, Martha Meier Miró Quesada- se repetirá a lo largo del año con una serie de encuentros.

En la mesa también se encuentran Ronald Woodman, presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP); Modesto Montoya, presidente de la Academia Nuclear del Perú; y Carol Cernaqué, coordinadora de la Maestría en Política y Gestión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Cayetano Heredia.

A todos les preocupa una serie de puntos: que los esfuerzos por desarrollar proyectos de investigación, científicos y tecnológicos se den de forma dispersa y aislada, sin que el Concytec pueda servir de conector entre ellos; la carencia de personal altamente calificado en la materia; la falta de solución a las trabas ya identificadas en la práctica y que impiden los avances en este campo.

PRIMERAS MEDIDAS La presidenta del Concytec anuncia las acciones tomadas hasta hoy: 1) La creación de un observatorio para recoger una data de profesionales capacitados y analizar su estado de absorción laboral y en qué sectores (los ojos); 2) La conformación del consejo directivo tras 7 años sin funcionamiento, que se reunirá mensualmente (la cabeza); 3) La activación del Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (Fondecyt): “Estaba inoperativo, funcionaba como un departamento del Concytec y no como una unidad autónoma”, (las manos).

Sin visión, sin vínculo con la sociedad, sin manera de actuar, resume el estado del Concytec hace cuatro meses. El reto de Orjeda es identificar las trabas y plantear posibles soluciones. Para llevar a cabo eso, explica, ya se ha contratado una consultoría.

Uno de los primeros problemas para el desarrollo de la ciencia es la contratación de personal peruano y extranjero calificado: hay impedimentos en la Asamblea Nacional de Rectores, en la Sunat, en Migraciones, en Aduanas.

“Quisimos traer a dos franceses pero no pudimos por problemas de la ley. Exigen al científico que tenga un proyecto de un millón de soles al año y 10 personas a su cargo. ¿A Albert Einstein creen que Princeton le haya exigido eso?”, ejemplifica Woodman. “Necesitamos incrementar el número de científicos y tecnólogos en el país: repatriar a esas personas que están en el extranjero con un salario competitivo. Porque formar toma tiempo, lo otro es más rápido. No solo pensar en peruanos sino también en extranjeros”, añade. “Somos muy pocos investigadores, comparados con Chile y Colombia. Tendríamos que empezar de cero”, remarca Montoya.

Problemas desde la convalidación de grados académicos hasta los equipos que pueden permanecer más de medio año en Aduanas. “Hay miles de trabas. Si no tenemos esa masa crítica, no podremos desarrollar”, señala Cernaqué. “Deberían estar las entidades bancarias y los mentores que pagan por ideas en el Consejo Directivo del Concytec”, propone. Orjeda le responde que las primeras están en el Fondecyt.

Montoya pone sobre la mesa otros problemas: “En el canon hay plata, pero no se puede usar para la retribución a los investigadores”. Woodman pregunta: “Si hace dos o tres años se ha identificado es o, ¿por qué no se resuelve?”.

“En el Congreso hay un desamor y una falta de interés por la ciencia, la tecnología y la innovación, que no considera lo básico para que un país avance. Me pregunto si no hay intereses mayores al desarrollo del país que frenan su desarrollo”, cuestiona Martha Meier.

DECISIÓN POLÍTICA Según el gobierno, para el 2016 la inversión en investigación y desarrollo debería ser de 0,7% del producto bruto interno (PBI), como lo tiene actualmente Chile. El Perú destina hoy apenas el 0,1%. “Es una meta bastante ambiciosa y difícil de conseguir. Una manera fácil de alcanzarla es gastar buen dinero en repatriación. Sí se puede llegar con más científicos y tecnólogos. Hay que traerlos a las universidades y crear mercado”, agrega.

La titular del Concytec anuncia: la formación de talentos (“Queremos que las mejores mentes se formen en los mejores lugares del mundo) y atracción de talentos (“Hacer el estudio de la línea de trabas para hacer investigación y que pueda venir gente a trabajar en condiciones adecuadas”).

“Es un momento privilegiado: nunca antes un gobierno ha apoyado tanto políticamente a la ciencia, la tecnología y la investigación. Me reúno con muchos de los ministros, hemos hecho los viernes científicos en el Ministerio de Economía. Sí hay decisión política, y el presidente [Ollanta Humala] ha expresado su interés en los avances del Concytec”, puntualiza Orjeda. El 29 de diciembre participó en el Consejo de Ministros, algo que se escucha con más sorpresa que confianza.

Esa sensación la evidencia Montoya: “El Gobierno lleva año y medio y no tenemos una solución concreta. Nosotros hemos conversado varias veces con el Concytec y no hemos llegado a nada. Como intermediario no tiene poder”. Para resolver el escenario actual propone crear una ley de carrera del científico, tecnólogo y gestor, y un ministerio de ciencia y tecnología. “Humala no lo ha descartado”, agrega.

Eso se viene escuchando hace algún tiempo: la creación de un ministerio. “El Concytec ha sido incorporado a la PCM [Presidencia de Consejo de Ministros]. ¿Pero cuántos organismos ve la PCM? Necesitamos un ministerio, para no tener limitaciones en dar leyes. Con la ley se pondrían ascensos y buenos salarios. La actual impide incorporar gente al Estado”, plantea.

Ninguno de los presentes lo respalda. “No creo que sea bueno tener un ministerio. La data recién se está construyendo y no hay un sistema fuerte que involucre a todos los actores, ni infraestructura ni capacidades. Sin esto, hablar de un ministerio es muy incipiente. Hay que fortalecer el Concytec. Y en cinco años ya, y luego de ver cómo migramos de la minería hacia el desarrollo de los recursos naturales”, fija su posición Cernaqué. “No veo una gran necesidad para crear la carrera del investigador. Para contratar se pueden presentar excepciones”, agrega Woodman.

“Un ministerio no es la solución en este momento. Estamos enfocados en la reactivación del sistema, en repotenciar los institutos. Si no sabemos cuántos investigadores hay, ¿un ministerio de qué? Desgastaríamos esfuerzos del personal de Concytec en hacerlo y se acaba el gobierno con la creación del ministerio y no vamos a haber hecho nada”, sentencia Orjeda.

Las prioridades, por ahora, son otras. Y están anunciadas.