ANGEL HUGO PILARES (@angelhugo) Redacción online
Ayer Marco Tulio Gutiérrez sumó un capítulo más a la polémica de una revocación que se ha visto plagada de comentarios hirientes y golpes bajos. En el proceso de revocación donde “marihuanero” es lo más suave que se han escupido ambos bandos. El último comentario del revocador ha provocado la ira en las redes sociales y la discusión podría terminar saliendo de ese ámbito para entrar al resto de la sociedad.
Las damas siempre dicen que no y terminan diciendo que sí, ese es el encanto de las damas, dijo Gutiérrez, tratando de “invitar” a Susana Villarán al debate.
La respuesta no se hizo esperar en las redes sociales. Ahí donde el más mínimo desliz puede disparar cientos de indignadas respuestas en segundos, el comentario de mal gusto de Gutiérrez fue la comidilla. La herramienta para demostrar que todo el mundo estaba en contra de lo que dijo fue el hashtag #NOesNO, usado desde antes por organizaciones que luchan en contra de la violencia hacia la mujer, con el fin de crear conciencia sobre sus derechos sexuales.
Quizás un agravante para un comentario que no debió haber sido emitido nunca es que Marco Tulio Gutiérrez hizo su terrible declaración apenas a dos días de celebrarse el Día internacional de la mujer.
Según Topsy, entre ayer y hoy hubo cerca de 748 tuits con ese hashtag, pero a esos tenemos que sumarle aquellos que solo se referían al caso, o a Marco Tulio Gutiérrez.
¿AFECTA LA REVOCACIÓN? Una visión del efecto que podría tener en el mundo real esta ola virtual diría que los comentarios podrían convencer a uno que otro elector indeciso a votar por el ‘No’. Por simple desprecio hacia Gutiérrez y a la tendencia que representa o porque el #NOesNO de Twitter puede confundirse con el ‘no’ antirrevocador. Sin embargo, Eduardo Villanueva Mansilla, experto en tecnologías de la información de la PUCP y autor del libro “Vida Digital”, no coincide con esta afirmación.
“No creo que sea particularmente llamativo porque la gente que se moviliza por este tipo de cosas es la que se moviliza en los espacios digitales de cualquier tipo. Las personas en desacuerdo con Marco Tulio Gutiérrez ya tienen una posición tomada. Mucha influencia política no creo que tenga. Lo que habría que ver es la respuesta mediática. Si esto se discute a nivel mediático y hay una condena más amplia por parte de los líderes de opinión, podría afectar algo”, señala.
Pero Villanueva también cree, basándose en las encuestas, que la decisión de los electores está tomada. “Tengo la impresión de que la gran mayoría de los que piensan votar por el ‘Sí’ han racionalizado una diferencia muy clara entre sus intenciones y los promotores del ‘Sí’”, apunta.
En contraparte, el panorama para los que no se han decidido aún tampoco sería muy cambiante a pesar del discurso de la red. “Es posible que sea un factor marginal. Que algunas personas, no muchas, que se mueven en estos medios altamente discursivos, puedan eventualmente estar dudando, pero no creo que sea un grupo muy grande de gente”, añade.
El docente de la PUCP apunta que donde sí cambiaría el asunto es a través de los medios, pero probablemente en un margen muy bajo. “Lo que pasa es que el universo convencible a estas alturas es muy pequeño. Me imagino que es un número de gente que no consume muchos medios y que va construyendo un sentido común a partir de escuchar lo que la gente dice”.
AHÍ ESTÁ EL DETALLE Hoy Marco Tulio Gutiérrez pidió disculpas. Lo hizo casi como pidiéndole a la gente –y al elector– que se entendiera que su comentario fue una criollada. Porque en la política, según los términos en los que ha hablado, se vale todo.
“A todas las damas que se hayan sentido ofendidas por esta frase, que no ha tenido connotación peyorativa, por favor les pido que acepten mis disculpas, pero entendamos que esto se da en un contexto político, dijo.
Pero el tema es no quedarse en la política. Villanueva comenta que, a la larga, “lo más importante es que ese tipo de mensajes no sea tolerable. Lo que deberíamos lograr a la larga es un cambio en las actitudes sociales para llegar un punto en el que descartemos ese tipo de discursos del ámbito público”. ¿Podremos?