La información extraída de un núcleo de hielo de Groenlandia sugiere que América del Norte pudo haber sufrido un gran impacto cósmico hace alrededor de 12.900 años.

Y la pista es una capa de platino que aparece en hielo de la misma época en la que se sabe que hubo una abrupta transición climática.

Este vuelco climático ha sido relacionado con la desaparición de la cultura Clovis en el continente.

La nueva información parece respaldar la idea de que el impacto de un meteorito propició una fase climática más fría, una teoría que aún es objeto de debate.

Hace 12.900 años, ocurrió un cambio climático repentino y se cree que está asociado con la extinción de grandes mamíferos como los mamuts, incendios forestales generalizados y cambios abruptos en la circulación atmosférica y oceánica.

Todas estas variaciones han sido vinculadas con un impacto cósmico, pero esta teoría ha sido enérgicamente cuestionada por la falta de evidencias.

Las nuevas mediciones de platino practicadas en núcleos de hielo groenlandés permiten determinar las condiciones climáticas de hace 13.000 años con una precisión temporal de 5 años, según Michail Petaev y sus colegas de la Universidad de Harvard.

Los resultados de su investigación se publicaron en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).

Los científicos encontraron una concentración inédita de 100 pliegues de platino presente en una muestra de hielo de unos 12.890 años de antigüedad, que coincide con un momento de rápido enfriamiento del clima indicado por mediciones de isótopos de oxígeno.

Esto se corresponde con el inicio del período climático conocido como Dryas Reciente.

El Dryas Reciente comenzó y terminó abruptamente, y forma parte de una serie de períodos de cambio climático más cortos que parecen haber ocurrido desde la última glaciación, hace unos 20.000 años.

Cada uno de los extremos del Dryas Reciente puede haber involucrado variaciones de temperatura muy rápidas al cambiar radicalmente el sistema climático, incluso en un plazo de una década, según sugieren los científicos.

ASTEROIDE APOCALÍPTICO Las nuevas observaciones dan crédito a discutidos estudios previos que encontraron microscópicos granos de diamante y de un mineral llamado lonsdaleíta en sedimentos lacustres que datan de la misma época en que se presume que ocurrió el impacto de un meteorito.

Esas mediciones se asemejan a análisis más recientes de los restos del impacto del bólido de Tunguska, ocurrido en Siberia en 1908.

Partículas esféricas fueron identificadas en otros sedimentos, también asociadas a este evento.

Mientras que la información del platino y las partículas esféricas aporta evidencias de un choque cósmico, quienes cuestionan esta teoría señalan que aún no se ha identificado el lugar del impacto.

Se ha sugerido que los escombros que atravesaron la atmósfera como consecuencia de una colisión desencadenaron un enfriamiento del clima global a un ritmo tan veloz como el de los cambios climáticos registrados en el siglo pasado.

Las variaciones tan drásticas dificultan la adaptación de ecosistemas y sociedades, por eso se ha citado a la fluctuación como la causa de la extinción de grandes mamíferos y las culturas nativas como los clovis en América.

La posibilidad de que un impacto cósmico haya causado grandes cambios en la vida en la Tierra se examina en la actualidad con mayor atención.

Muchos relacionan la extinción masiva que arrasó con los dinosaurios hace 66 millones de años con la caída de un meteorito en la península de Yucatán, en México.

Recientemente, un grupo de científicos liderados por Eric Tohver en la Universidad de Australia Occidental reportó que la mayor extinción de todas, ocurrida hace más de 252 millones de años al final del período Pérmico, podría explicarse por el impacto de un asteroide en Brasil.

En todo caso, la preocupación por la posibilidad de un choque cósmico ha llegado hasta la Nasa, que dedica esfuerzos a la detección de asteroides que puedan suponer una amenaza para el planeta.

La agencia espacial de Estados Unidos lanzó una convocatoria de ideas llamada Asteroid Grand Challenge, y ha recibido más de 400 respuestas que incluyen planes para desviar una roca espacial y enviar humanos para estudiarla.