La proliferación de impresoras 3D crea un mundo en el que, al menos potencialmente, se puede fabricar cualquier cosa en casa, algo que además, da rienda suelta a la piratería.
Desde The Pirate Bay, sitio que fue blanco de una demanda por facilitar descargas de manera ilegal, opinan que los objetos elaborados con una impresora 3D serán el siguiente campo de batalla de la piratería.
Si algo puede ser descargado gratis o elaborado por una mínima fracción de su valor de compra, ¿por qué la gente va a tener que salir a comprarlo?
Ya hay ejemplos de todo tipo, desde el intento de hacer un auto Aston Martin a la ilusión de imprimir un objeto imposible de crear, lo que demuestra que todo es posible, incluso lo imposible.
Pero este diseño del objeto imposible causó ya el primer litigio de derechos de autor cuando un diseñador que vendía su trabajo encontró en el mismo sitio de internet una copia de su producto realizada con ingeniería inversa y emitió una notificación para que lo desmantelaran. Así se hizo.
LA ERA EN QUE TODO SE COMPARTE Hace menos de 18 meses, los líderes de la industria eran francos al hablar sobre los efectos que esta tecnología puede tener sobre el capitalismo.
No creo que necesitemos un mercado. Es un mundo en el que se comparte, dijo el año pasado Bre Pettis, director ejecutivo de la empresa de impresoras 3D Makerbot.
Estamos en el comienzo de la era de compartirlo todo, donde incluso si intentas vender cosas, el mundo las va a compartir de todos modos.
Su compañía fue comprada este año por un valor de US$403 millones en acciones. Ahora visualiza un lugar donde puedan coexistir la capacidad de ofrecer diseños gratis y las oportunidades para que los empresarios hagan negocios.
Hay muchas aplicaciones comerciales, señala.
Uno de nuestros clientes más importantes es la agencia espacial estadounidense NASA. Están haciendo robots para explorar el espacio. Hay toda clase de emprendedores. Algunas personas están comerciando y haciendo dinero gracias a la impresión en 3D.
Para evitar el riesgo de la piratería que cada vez más gente teme pese a la actual falta de usos comerciales, una empresa llamada Authentise ha desarrollado un método para proteger el trabajo del creador.
Producido como forma de protección, les ofrecerá a los usuarios la posibilidad de transferir objetos a una impresora en lugar de poseer los planos al instante, con lo que se reduce la posibilidad de que se comparta el diseño.
Dicen explícitamente que no se trata de un servicio de gestión de derechos digitales (DRM, por sus siglas en inglés), algo que las industrias de cine y música han desechado en su mayor parte, pero tiene como objetivo eliminar la posibilidad de que alguien aplique la ingeniería inversa, es decir, que se cree una copia exacta de un determinado producto.
SPOTIFY PARA IMPRESORAS 3D Ideamos este concepto del stream, un Spotify para impresión en 3D, explica Andre Wegner, fundador y director ejecutivo de Authentise.
Intentamos conseguir un equilibrio entre entornos: uno en el que la gente ha creado algo valioso de forma legítima y lo quiere proteger o sacarle algún tipo de rédito.
El otro, un entorno en el que la gente quiere utilizar su maquinaria a su manera, en el que no deberíamos impedir a las personas utilizar sus impresoras 3D para el propósito que sea.
La empresa intenta hacer esto poniendo marcas de agua en los objetos.
Pero algunos lo han calificado como una suerte de DRM con otro nombre y consideran que hay un riesgo de que no funcione.
Independientemente de la intención del objeto, ¿deben estar los materiales elaborados con impresoras 3D libres de DRM? Sí, por supuesto, un sí rotundo, responde Cody Wilson, quien cobró popularidad cuando diseñó e imprimió en 3D su propia arma.
No veo en el panorama procesos agresivos contra gente que comparta estos archivos.
Es un campo menos estrecho y hay más formas de evadir los derechos de autor. No los veo tan unidos como un frente.
Aún así, los riesgos de la piratería de physibles –término que se emplea para definir los datos que se necesitan para crear objetos- se ven como un problema diferente del de los negocios de la música, el cine y la literatura, tal como lo advirtió el fundador de The Pirate Bay, Tobias Andersson.
The Pirate Bay en su formato actual puede soportar la presión de industrias bastante inofensivas como las del cine y la música, le dijo a TorrentFreak.
Pero cuando las industrias de automóviles, la petrolera, la de armas de fuego y todos los países que dependen de ellas empiecen a sentirse amenazados, no podemos contar con unas pocas personas que estén dispuestas a arriesgarse.
El inventor de la impresión en 3D, Chuck Hull, ve a muy poca gente que en realidad quiera hacerlo porque la tecnología todavía carece de la conveniencia y la funcionalidad necesarias, particularmente para objetos pequeños.
En realidad es más caro producir esas cosas con una impresora que ir a Ikea a comprarlas y eso seguirá siendo así durante un tiempo, opina.
En la mayor parte de los productos en los que la impresión en 3D está involucrada, la impresión es sólo parte del proceso.
Es algo típicamente mucho más complejo, no vas a imprimir tu auto o motocicleta, quizá imprimas algunos de los componentes pero hay más procesos digitales en ello, y la mayor parte de la gente no tendrá en su casa el equipo necesario para fabricar todo un set de televisión.
Y la gente está haciendo comparaciones con la industria musical como una situación positiva en la que los ingresos globales crecen por primera vez desde 1999.
¿Tiene un reproductor de casetes? ¿Un lector de CDs? Tiene la capacidad de grabar cualquier cosa, subraya Pettis.
¿Cómo convivimos con todas estas capacidades? Lo superamos de alguna manera. Ahora podemos compartir objetos, será una aventura pero saldremos adelante.
Sin duda se presentan en el futuro desafíos importantes tanto para los piratas como para los dueños de los derechos.