Debido al hundimiento del puente de la avenida Universitaria sobre el río Rímac, las autoridades han planteado la utilización de un puente tipo Bailey para que la comunicación entre el centro y el norte de Lima no siga interrumpida.

¿Y por qué recurrir a este tipo de puentes? “Son puentes modulares, hechos de metal, que permiten ser montados directamente, de manera muy rápida, y que se usan por lo general en casos de emergencias”, explicó a El Comercio el ingeniero Manuel Luque Casanave.

UN POCO DE HISTORIA Se trata de una tecnología que data de 1941, y que fue puesta en práctica en plena Segunda Guerra Mundial. El creador fue Donald Bailey, un ingeniero que se desempeñaba como trabajador civil en la Oficina de Guerra de Gran Bretaña. Como aficionado a la construcción de puentes a escala, durante años había pensado en desarrollar, de manera industrial, un puente para uso militar que sea armable y desarmable, y que se basara en el uso de paneles metálicos.

“Es muy fácil de transportar y no requiere de un vehículo especial. Cada parte se ajusta a un camión de tres toneladas y un pequeño grupo puede mover todo lo necesario para construir un puente completo […] Sin apoyos, el Bailey puede abarcar una distancia de hasta 240 pies (73,15 metros). Usando los soportes de un puente que ha sido destruido, puede cubrir casi cualquier distancia”, señaló la publicación británica The War Illustrated, en su edición número 198, del 19 de enero de 1945.

De acuerdo con esa revista, se requerían de 17 partes para hacer el puente en sí y nueve adicionales para construir los soportes.

Además, se indica que 40 hombres bastaban para construir un puente en unas 36 horas, incluso en condiciones hostiles de guerra.

CONTINGENCIAS De acuerdo con lo señalado por el ingeniero Luque, este tipo de puentes soporta hasta unas 30 toneladas de peso. “Por eso hay que tener cuidado cuando se usan para el tránsito de vehículos. No son para ida y vuelta. Siempre debe haber una persona que se encarga de que los vehículos circulen en una dirección, mientras que los que van en la dirección contraria esperan”.

Para el especialista, la colocación de este tipo de puente es adecuada, pero hay que tomar precauciones. “Hay que organizar el tránsito, considerando la cantidad de vehículos que van por allí hacia San Martín de Porres. Quizás podrían instalarse dos puentes para evitar ese problema y luego retirarlos cuando se solucione el problema del puente original”.

Luque recalca que es una solución temporal, “porque el metal del que está hecho el puente tiene cierta resistencia que no se puede exceder”.