¿Por qué las arañas y moscas pueden caminar por las paredes?
La respuesta se encuentra en la física y quien la descifró fue Galileo Galilei, el mismo que insistió en que la Tierra giraba alrededor del Sol.
Se llama la Ley de la caída libre de cuerpos y, como suele suceder, es más fácil y divertido entenderla por medio de un experimento.
En éste, el científico Mark Miodownik muestra cómo hacer gel balístico, el que usa la policía para examinar el impacto de las armas de fuego pues se asemeja al tejido humano vivo.
Con la ayuda de ese gel, usted podrá comprobar que el tamaño importa cuando se trata de sobrevivir a una caída.
QUÉ SE NECESITA Dos jarras medidoras de 1 litro Un tazón o balde grande Un tazón pequeño, como los de comer cereal Un tazón grande, como los de servir ensalada 200 gramos de gelatina Aceite de cocinar Cuchara Nevera Dónde hervir agua Un lugar en el que se pueda tirar desde lo alto gel balístico sin causar problemas
CÓMO SE HACE Ten mucho cuidado con el agua hirviendo y asegúrate de que la gelatina no le caiga a nadie ni nada cuando la sueltes.
La gelatina toma 15 horas en cuajar.
Echa 900 ml de agua caliente en una jarra medidora y agrégale 100 g de gelatina. Repite el proceso en la otra jarra medidora.
Revuelve la mezcla en ambas jarras con cuidado, para que no le entren burbujas de aire.
Cuando la gelatina esté bien disuelta, mete las jarras en la nevera y déjalas ahí durante tres horas.
Saca las jarras de la nevera y ponlas en un tazón con agua recién hervida durante 10 minutos. Revuelve con cuidado hasta que la gelatina esté completamente líquida.
Engrasa los tazones que usarás como moldes el pequeño y el grande para que no se les pegue la gelatina cuando se enfríe.
Vierte lentamente unos 450 ml de la gelatina líquida en el molde pequeño y 1.350 ml en el grande. Mételos en la nevera y déjalos 12 horas.
Cuando saques la gelatina de la nevera, deben estar elásticas pero firmes.
Desenmolda y
tras asegurarse de que no hay nada ni nadie abajo, deja caer las dos gelatinas desde un lugar alto a una superficie dura.
Si sale bien el experimento verás que mientras la gelatina pequeña está entera, la grande habrá sufrido por la caída.
El experimento ilustra la ley cuadrático-cúbica, un principio matemático que ayuda a entender desde por qué no se puede construir una escalera para llegar al cielo hasta por qué King Kong no habría podido caminar en tierra, mientras que las ballenas nadan graciosas en el mar.
AHORA SÍ: LA LEY DE CAÍDA LIBRE DE LOS CUERPOS Animales relativamente grandes como nosotros son propensos a sufrir lesiones graves al caer desde una gran altura. Sin embargo, un animal más pequeño sale ileso.
Esto se debe a una relación fundamental en la naturaleza, descubierta por Galileo, que establece que cuando el ancho de un cuerpo se duplica, el área de superficie se multiplica al cuadrado y el volumen, al cubo.
Así, algo que es 10 veces más ancho, tiene 100 veces el área de superficie, pero 1.000 veces el volumen. Y a medida que el volumen aumenta, también lo hace la masa en proporción.
Esto significa que cuanto mayor sea el objeto, menor será es la relación de superficie a volumen.
Por lo tanto, los seres humanos se rigen por fuerzas gravitacionales, ya que nuestra superficie es relativamente pequeña en comparación con el volumen.
En el caso de los animales muy pequeños, la gravedad es insignificante, pues tienen una gran relación de superficie a volumen.
Viven en un mundo dominado por las fuerzas de superficie, como la fricción y la adhesión, que superan la fuerza relativamente débil de la gravedad.
Eso explica por qué las arañas y moscas pueden trepar por las paredes.