AGENCIA MATERIA

Las dinámicas, diseños y movimientos de la naturaleza y sus seres vivos han inspirado desde hace décadas la fabricación de aparatos y sistemas más eficientes: si la evolución premió tal o cual planteamiento, debe tener algo bueno. Lo hemos visto en aviones, trajes de baño que recrean la piel del tiburón y en tejidos que imitan la tela de araña. También en la locomoción terrestre, aunque sigue habiendo muchas lagunas en este campo. Para comenzar a cubrirlas, un equipo de investigadores de Georgia Tech publica hoy un trabajo en Science en el que tratan de explicar la mecánica más propicia para que un robot pueda desplazarse por terrenos blandos, inestables, arenosos.

A través de sus cálculos, lograron informatizar la relación de fuerzas entre las partículas del suelo y las patas de un pequeño robot-lagarto. La idea es entender, para luego aplicar, el tipo de interacción que permite a los lagartos “nadar en la arena” para moverse con rapidez y sin hundirse. Tras probar distintos formatos de patitas para el robot, resolvieron que las patas (seis) en forma de “C” son las más eficientes sobre finísima arena (o semillas de amapola), como se observa en la parte final del vídeo. El robot, de 13 centímetros y 150 gramos, alcanzó los 2,5 kilómetros por hora de velocidad. El primer robot de seis patas inspirado en los andares de los lagartos fue RHex, diseñado en 2001 por investigadores de la Universidad de Michigan.

Con el estudio de la dinámica del terreno granulado los investigadores han creado un modelo informático que calcula mucho más rápido que antes cómo se comportará determinada pata o rueda sobre la arena. “Antes, llevaba un mes simular en nuestros ordenadores un segundo de locomoción del robot sobre un lecho con cinco millones de semillas; ahora, la simulación tarda sólo 10 segundos”, explican en una nota. Entender este funcionamiento servirá para mejorar el conocimiento de la fauna, pero también para desarrollar mejores vehículos. Y para evitar que ocurra lo que le sucedió al robot de seis ruedas Spirit en Marte, que quedó atrapado en mayo de 2009 en un punto de suaves arenas de las que nunca pudo escapar.

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