¿El e-book? Es pasado. La Feria del Libro de Fráncfort muestra que el debate sobre el futuro de la lectura superó hace tiempo la dicotomía entre analógico y digital y pasa ahora por nuevas tendencias que revolucionarán la forma en que leemos. O, dicho de otro modo, cambiarán la base de nuestra cultura.
Vivimos una era de refundación, repite el presidente de la feria del libro más grande del mundo, Jürgen Boos. La línea de separación ya no discurre entre viejo y nuevo, libro impreso y electrónico, analógico y digital, sino entre aquellos que sienten pasión por los contenidos y los que les da igual lo que venden.
La mayor fuente de cambio en el mundo editorial viene de la mano de las start-ups, pequeñas compañías con ideas muy innovadoras y un funcionamiento limitado que busca atraer inversión con su proyecto. Después de que Estados Unidos declarara 2012 el año de las start-ups, son las grandes protagonistas en la feria de Fráncfort.
Para Javier Celaya, vicepresidente de la Asociación de Revistas Digitales de España y fundador del portal dosdoce, las editoriales y la tecnología están condenadas a entenderse: unas tienen los contenidos, la otra el modo de descubrirlos y comprarlos de un modo más amable, explica a la agencia dpa en Fráncfort.
LOS NUEVOS CAMINOS DEL LIBRO ¿Cómo pueden cambiar el panorama las start-ups? Hasta ahora se centran en facilitar el descubrimiento de libros y lograr visibilidad, un reto que ya existía en la librería tradicional y que se multiplica en la digital. Pero hay start-ups para todos los procesos del libro, añade.
Antes se basaban en algoritmos de recomendación como los de Amazon, basados en el consumo de otras personas. Ahora los sistemas van más allá y analizan el interés real: si compartiste el libro, si lo leíste hasta el final, si lo subrayaste.
El experto da por hecho que tecnologías ponibles como las gafas de Google permitirán incluso leer la reacción del cuerpo ante un libro para recomendar otros similares. Suena a ciencia ficción, pero nuestras tecnologías de hoy eran ciencia ficción hace diez años.
Celaya es director académico del quinto Congreso Iberoamericano de Cultura que en noviembre premiará a las mejores start-ups del ámbito hispanohablante. Hay apuestas muy firmes en industrias creativas y desarrollo de tecnologías. Así como hace décadas hubo un boom de la literatura latinoamericana, ahora hay otro en tecnología.
INNOVACIÓN EN EL LIBRO La innovación digital está provocando un terremoto en los canales tradicionales de distribución y venta, lo que combinado con las nuevas tecnologías de impresión a demanda fomenta otra tendencia protagonista en la feria de Fráncfort: la autoedición.
Los autores que pagaban la publicación de sus libros ocupaban hasta hace poco un lugar marginal en el circuito editorial. Hoy pasan al centro de la escena gracias a sus nuevos recursos técnicos y ventajas como mayor cercanía al lector, menos riesgo y más margen de beneficio.
Como cualquier revolución, la autoedición busca nada menos que un cambio de régimen, describe Edward Nawotka, editor jefe de la revista Digital Intel. Los editores y sus aliados los agentes reaccionan como un gobierno establecido ante una rebelión: unos vociferan, otros negocian, otros se cambian de bando.
Pero el autor está lejos de ser el único que se salva de los cambios en el mundo editorial. Nuevos formatos exigen nuevas formas de narrar. Conceptos como realidad aumentada, creación transmedial y democratización de la historia son moneda corriente en Fráncfort.
El autor pregunta a sus lectores qué quieren leer y los lectores piden al lector que su historia acabe con final feliz, explica Jörg Dörnemann, jefe de la plataforma de impresión a demanda epubli.
Lo que en literatura pareció siempre inimaginable por el dominio de las editoriales, en otros sectores es frecuente desde hace tiempo: el intercambio directo entre cliente y vendedor, entre productor y consumidor.
Fráncfort ofrece por eso un ciclo de conferencias sobre nuevas formas de narrar. Las historias ansían ser contadas. Pero los días en que autores, editores y productores podrían determinar su curso quedaron en el pasado, sentencian los organizadores.