PAMELA MONTES ITURRIZAGA

Sacar a pasear a la mascota, una caminata o trote, montar bicicleta, lavar el auto o hacer cola en un banco son actividades al aire libre que si se realizan entre las 10 a.m. y las 4 p.m. requieren protección de la piel y los ojos para evitar que la radiación ultravioleta cause lesiones que, a la larga, podrían convertirse en cáncer.

Para los especialistas, el uso de bloqueador solar, lentes con protección UV y sombrero no debe ser exclusivo de los días de playa por una realidad que no siempre se tiene en cuenta: la capa de ozono está muy deteriorada en los países cercanos a la línea ecuatorial, como el Perú.

Por la ausencia de este filtro natural, los rayos ultravioletas pasan directamente a la atmósfera y causan deterioro a las células de la piel. Sucede incluso en las pieles más oscuras si la exposición se prolonga más de 20 minutos sin protección extra.

La prevención es indispensable “Necesitamos un cambio de cultura porque vivimos en un país que tiene radiación ultravioleta extrema y muy extrema en verano y alta el invierno. El daño causado por el sol es irreversible y se acumula”, comenta a El Comercio el doctor Gilmar Grisson, cirujano oncólogo de la Liga Contra el Cáncer .

Solo para tener una idea, la radiación UV en el invierno limeño (nivel 8 aproximadamente) es similar a la radiación de ciudades como Miami o Barcelona en verano. Las ciudades con altura, como Huancayo y Arequipa, y las del norte, como Piura y Tumbes, son las más afectadas por la radiación UV. El pedido general de los dermatólogos no parece exagerado: el bloqueador solar debería considerarse como un producto de primera necesidad.

“A diferencia de Arequipa, donde la población está aprendiendo el valor de la prevención, en Lima las personas no usan sombrero o sombrilla en la calle por vergüenza. Y estamos hablando de un riesgo de vida a largo plazo. La edad de diagnóstico de cáncer de piel antes era después de los 60 años y ahora tenemos más casos de personas de 40 años”, añade Grisson.

Capas protectoras Para el doctor Carlos Echevearría, dermatólogo de la clínica San Pablo, antes de salir a la calle, las personas deben aplicarse como rutina protector solar en las zonas que suelen estar descubiertas.

“No hay justificación para usar un bloqueador menor al factor de protección solar (FPS) 30. Las personas de piel morena deben usar este factor. Las de piel blanca deben aplicarse uno de 50 o 50+. Sin estar en la playa , se debe aplicar cada tres horas si se realizarán actividades sin sombra. Hay que recordar que el sudor disminuye la protección del bloqueador”.

Asimismo, el dermatólogo indica que las prendas de vestir delgadas de manga larga son recomendables, pero se debe evitar el color negro y el blanco: “La gente piensa que el color blanco rechaza la luz y no es cierto. No protege bien como las prendas de colores mate como el azul, marrón claro, celeste, etc.”.

El melanoma maligno: un cáncer que le abre la puerta a otros Las lesiones cancerosas malignas en la piel son, en su mayoría, el resultado de años de exposición solar sin protección. El despistaje anual realizado por un dermatólogo es clave, sobre todo porque algunas lesiones aparecen en el cuello o espalda, lugares en los que una autorrevisión se dificulta y requiere de un ojo experto.

La razón por la que los especialistas insisten en realizar un despistaje temprano radica en que la lesión cancerosa que aparece en la superficie de la piel tiende a expandirse hacia adentro del tejido. Si las células cancerígenas llegan al sistema linfático y a los vasos sanguíneos, la persona corre el riesgo de sufrir la afección de otros órganos como el cerebro, pulmones, hígado; ello puede desencadenar una metástasis, algo difícil de tratar.