De los jóvenes de entre 12 y 17 años de edad, el 78% usan teléfonos celulares y casi la mitad de esos aparatos tienen acceso a la Internet, una cifra que tiende a crecer y que está cambiando la manera en que los jóvenes se conectan a la red mundial.
Una encuesta del Pew Internet American Life Project determinó que uno de cada cuatro menores tienen acceso a la Internet mayormente por teléfono celular, una proporción que asciende a casi la mitad cuando se trata de propietarios de teléfonos multiusos.
En contraste, solo el 15% de los adultos dijeron que se conectan a la internet principalmente con sus teléfonos móviles.
Según el estudio, niñas adolescentes de entre 14 y 17 años son las que más usan su teléfono celular para conectarse a Internet. Y aunque los jóvenes de menos recursos económicos siguen siendo los menos propensos a utilizar la red, los que contaban con teléfonos usaban esa herramienta para conectarse.
Ello implica que, a medida que esta generación va madurando, las grandes corporaciones tendrán que cambiar las estrategias de publicidad y mercadeo que utilizan, así como las maneras en que los padres vigilan las comunicaciones de sus hijos.
Actualmente ya existen teléfonos celulares que les permiten a los padres bloquear ciertos contenidos. Las compañías telefónicas ofrecen servicios con los que estos pueden ver la lista de textos que envían sus hijos. Y hay varias aplicaciones que les dan a los padres el control de los contenidos que ofrece un navegador de internet, aunque muchos expertos coinciden en que esas aplicaciones a veces pueden fallar.
A pesar de todas esas herramientas, muchos expertos consideran que el monitoreo de los padres no es suficiente. Algunos son más estrictos, otros menos.
Hay como dos extremos: por un lado los que monitorean todo y bloquean una enorme cantidad de cosas, y los que se rinden y dicen esto me cuesta demasiado trabajo, dice Mary Madden, una investigadora del Centro Pew que fue coautora del estudio.
Añade que muchos padres se niegan a quitarles los teléfonos a sus hijos porque quieren que los niños se mantengan en contacto con ellos.
Los adultos todavía están tratando de ajustarse a las nuevas reglas, para sí mismos y para sus hijos, comentó Madden. Son tiempos difíciles para ser padre.
LA NECESIDAD Y es particularmente difícil decirles a sus hijos que no pueden tener un teléfono celular, inclusive para niños en primaria, donde el artefacto tecnológico se ha convertido en un símbolo de estatus.
Sherry Budziak, una madre en Vernon Hills, Illinois, dice que su hija de 6 años tiene amiguitas que envían textos usando el iPod Touch, un artefacto que no tiene conexión telefónica pero sí de Internet.
Ella no está dispuesta a permitir eso. Pero sí le autorizó a su hija de 11 años tener un iPhone, para poder mantenerse en contacto. Budziak, quien trabaja en el sector tecnológico y sabe cómo funciona un teléfono celular multiusos, ajustó el artefacto de tal manera que la hija puede hacer y recibir llamadas y textos, y utilizar los juegos que sus padres le bajen de la internet.
Es decir, somos del tipo de padres más conservadores, comenta Budziak.
Budziak le dice a su hija, y a las amiguitas de ella, que el teléfono es de la mamá, no de la hija. Ello significa que la madre y su esposo monitorean todos los textos y llamadas cuando lo desean.
La clave, insiste, está en la comunicación familiar, en hablar con sus hijos, y en eso coinciden expertos en comunicaciones y en tecnología.
La tecnología en sí misma, creo yo, no es mala. Las ventajas son mucho más que las desventajas. Pero los padres tienen que estar conscientes de la situación, opina Daniel Castro, analista de la Fundación para la Información y la Tecnología, un centro de investigaciones con sede en Washington, D.C.
Añade que parte de la solución es hablarle a los hijos y preguntarles, ¿qué haces, y por qué?
Es muy común que los adultos no entiendan bien cómo funcionan los teléfonos multiuso, o cómo podrían usarlos sus hijos.
Por lo tanto, a veces faltan directrices para padres, maestros u otros adultos, dice Danah Boyd, investigador de Microsoft Research que se especializa en las tecnologías comunicacionales usadas por adolescentes.
Durante la última década, en el área de la seguridad en línea, se ha prestado demasiada atención a la vigilancia de los padres. En esta época de aparatos móviles, la vigilancia no funcionará, pero la comunicación sí, declaró Boyd, quien también trabaja en la Universidad de Nueva York.
Boyd destaca las investigaciones realizadas por Henry Jenkins, director del programa de Medios de Comunicación Social en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Desde hace tiempo Boyd ha promovido que padres, escuelas y programas académicos estudien maneras de comunicarse mejor en el mundo de la internet.
La encuesta Pew se realizó a por teléfono a 802 personas jóvenes de entre 12 y 17 años de todo Estados Unidos, junto con sus padres, entre julio y septiembre del año pasado y en conjunto con el Centro Berkman para Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard. El margen de error es de 4,5 puntos porcentuales.