Uno de los factores que en su día vendió la idea de crear una Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) era que sería un laboratorio en órbita donde científicos de todo el mundo podrían hacer investigaciones para ampliar las fronteras de nuestro conocimiento.
Pero muchos criticaron y critican el astronómico presupuesto que hizo falta para contruirla: US$100.000 millones.
Uno de esos críticos es el profesor Lord Rees, reconocido cosmólogo y astrofísico británico, director desde 1995 del Observatorio Real de Greenwich, en Londres.
Nadie consideraría la ciencia a bordo de la estación espacial como algo que podría justificar ni siquiera una fracción de su costo total, le dijo a la BBC Rees.
Recuerdo que en la época inicial, cuando había algunas propuestas de investigaciones, las instituciones de investigación del Reino Unido no querían pagar el costo modesto, marginal que requerían. Así que tenemos que preguntarnos si la gente estaría dispuesta a pagar por experimentos en la ISS si se tuvieran que financiar en competición con otras investigaciones en el terreno, declaró.
Y para ilustrar cómo el dinero podría estar mejor invertido, Rees recordó un experimento sobre rayos cósmicos que tuvo lugar en la estación internacional y costó US$15.000 millones.
Los resultados del Espectrómetro Alpha Magnético (AMS por sus siglas en inglés) todavía son bastante ambiguos y la opinión general es que el experimento no ha justificado los gastos que supuso y que no habría salido adelante si no hubiera grupos de presión que los pusieron por delante de otros proyectos competidores, dijo el astrónomo.
POCAS PROPUESTAS Una de las principales áreas de investigación de la ISS es la de ver cómo los materiales y los sistemas biológicos se comportan en la microgravedad del espacio. Pero las propuestas de proyectos de experimentación tardaron en surgir.
En 2011 un informe del Consejo Nacional para la Investigación de Estados Unidos destacó que la dedicación de la NASA a mantener su programa de vuelos tripulados al espacio había llevado a un declive en otros tipo de investigación, dejándola en una situación pobre como para aprovechar los recusos de equipamiento de la ISS.
Ante la vergonzosa posibilidad de quedarse con una carísima estación espacial infrautilizada, a finales de ese mismo año el Congreso estadounidense creó una organización independiente y sin ánimo de lucro, el Centro para el Avance de la Ciencia en el Espacio (Casis, por sus siglas en inglés) cuyo objetivo es atraer proyectos de investigación de la comunidad científica estadounidense.
Mientras, la Nasa podría concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de tecnologías que posibiliten en el futuro viajes espaciales de larga duración.
Pero fueron pocas las propuestas que recibieron y a pocos meses de sus creación el director del centro renunció abruptamente, ciantdo expectativas poco realistas por parte de la NASA y de los congresistas.
UN ESCALÓN HACIA MARTE Gran parte del problema radica en que no hay evidencia de que los estudios sobre temas como la pérdida de tejido óseo, el crecimiento de células madre o de proteinas en circunstancias de microgravedad tengan alguna utilidad para el desarrollo de nuevos tratamientos.
Por eso muchos en la comunidad investigadora no ven las virtudes de este tipo de experimentos.
Pero el nuevo director ejecutivo de Casis, Duane Ratliff, cree que una vez sí sea evidente que estas investigaciones pueden ser fructíferas, los científicos se pelearán por reservar espacios de investigación en la estación espacial.
Si podemos demostrar la importacia de la ISS y de la plataforma de Investigación y desarrollo, habrá industrias específicas que querrán aprovecharse de eso, le dijo Ratliff a la BBC.
Sin embargo en Europa, no hay falta de propuestas de investigación. Muchas de ellas se debatirán durante una conferencia el próximo mes de noviembre en el Centro Nacional Espacial de Leicester, en Inglaterra.
El doctor Evett, de la Asociación Biomédica Espacial del Reino Unido, considera que los investigadores europeos que le están haciendo propuesta a la Agencia Espacial Europea saben que los estudios en microgravedad son viajes de larga distancia.
Ahora mismo no podemos medir realmente la importacia de lo que estamos obteniendo de la ISS. Probablemente sí lo entendamos en unas décadas, así que no deberíamos juzgarlo demasiado rápido, dijo.
Para Evett la ISS prevee una oportunidad perfecta para ensayar y desarrollar la capacidad tecnológica para poder viajar eventualmente a lo profundo del espacio.
La experiencia operacional es muy importante porque estamos aprendiendo sobre cómo vivir en el espacio, y por eso creo que la ISS será probablemente un escalón en el camino hacia Marte, dijo.
Sin embargo, Rees cree que la ISS no ofrece una manera rentable de hacer ciencia.
Su objetivo principal era mantener vivo el programa de exploración espacial tripulada y aprender sobre cómo los humanos podemos vivir y trabajar en el espacio. Y en ese sentido el desarrollo más positivo logrado en esta área ha sido le llegada de compañías privadas que pueden desarrollar tecnología y cohetes a menor costo que como lo viene haciendo la NASA y sus contratistas tradicionales, declaró.
A juzgar por estos puntos de vista tan dispares no está claro si la ISS vale su peso en ciencia.