La ciudad holandesa de Eindhoven acoge desde esta semana un torneo muy particular: la copa mundial de fútbol que en lugar de futbolistas la disputan robots, autómatas con la capacidad de jugar en conjunto en la búsqueda del gol.
Son más de 2.500 universitarios de todo el mundo los que aterrizaron en dicha ciudad para enfrentarse en la denominada RoboCup. El domingo se conocerán a los ganadores en cada categoría, pues hay varios tipos de robots, como humanoides (grandes o pequeños) y de tamaño mediano.
La rigurosa competencia se rige por reglas similares al del juego que practican los futbolistas profesionales, pues los robots son susceptibles de ser amonestados con tarjetas amarilla o roja si cometen alguna falta o no cumplen las disposiciones del árbitro.
Los robots se comunican entre sí vía WiFi y utilizan un programa informático creado por los universitarios que les permite analizar el juego y decidir por su cuenta si hay que atacar o pasar el balón a un compañero.
La sede del torneo mundial es una enorme sala de deportes en la se han instalado diez terrenos de juego para disputar partidos en un total de seis categorías de robots.
Aunque suene a broma, uno de los objetivos de la RoboCup es conseguir reunir antes del 2050 un equipo que pueda competir con los campeones del mundo del fútbol profesional. Para conseguirlo los robots tendrían que ser de tamaño humano con capacidad para manejar el balón con los pies, la cabeza o el pecho y para hacer pases y marcar. ¿Podrán hacerlo?