(Foto: Reuters)
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Diego Suárez Bosleman

La arde sin control. De acuerdo al Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil, en lo que va del año, los incendios forestales en la parte brasileña de este bosque tropical han aumentado en un 83%, en comparación al mismo período del 2018. La situación es preocupante; sin embargo, este no es el único grave problema que amenaza al llamado pulmón del mundo. Hagamos un análisis de su estado actual y de proyecciones.

—Menor absorción—

Hay que tener en cuenta que aproximadamente el 10% de la reserva global de dióxido de carbono (CO2) está almacenado en la vegetación y en el suelo de la Amazonía. Parece poco, pero esa cifra contribuye significativamente a la desaceleración del actual cambio climático, asociado a este y otros gases de efecto invernadero. Cabe preguntarse entonces, ¿por cuánto tiempo más la selva amazónica seguirá siendo un sumidero de carbono efectivo?



Esta pregunta se planteó un grupo de científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de EE.UU. Descubrieron que el empobrecimiento de fósforo –nutriente vital para la fotosíntesis de las plantas– en el suelo amazónico reduce en promedio el 50% de la absorción proyectada de CO2, en comparación con las estimaciones actuales, basadas en modelos climáticos anteriores.

Según Jennifer Holm, autora de este estudio, muchas de las predicciones de la capacidad de la Amazonía para resistir al cambio climático están basadas en asunciones erróneas, como que “existe un suministro suficiente de nutrientes en los suelos para permitir que los árboles absorban CO2 adicional, a medida que aumentan las emisiones globales”. Sin embargo –indica la experta–, el ecosistema de la Amazonía está muy degradado y muchas de sus partes no tienen algunos de estos elementos, como el fósforo.

(Infografía: Antonio Tarazona)
(Infografía: Antonio Tarazona)

Pero esto es solo la punta de una lamentable verdad: la Amazonía está más amenazada y vulnerable que nunca.

—Panorama preocupante—

En su último informe “Amazonía viva” –publicado en el 2016–, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) revela que desde el 2000 las precipitaciones en la selva amazónica han disminuido un 69%. Esto se debe principalmente a la pérdida de árboles producto de la deforestación y los cambios en los patrones de lluvia asociados con el cambio climático.

Siguiendo ese panorama, un grupo de más de 100 especialistas evaluó el impacto del calentamiento global en miles de especies arbóreas en la Amazonía. Se encontró que este fenómeno climático está alterando la composición de los árboles, los cuales no se pueden adaptar lo suficientemente rápido a dichos cambios. Por ejemplo, las especies de arbóreas con predilección a los ambientes húmedos mueren con mayor frecuencia debido a las sequías, y las especies más resistentes no pueden compensar dicha pérdida.

“El impacto del cambio climático en las comunidades forestales tiene consecuencias importantes para la biodiversidad de la selva tropical. Las especies más vulnerables a las sequías están doblemente en riesgo, ya que generalmente son las restringidas a menos ubicaciones en el corazón de la Amazonía, lo que las hace más propensas a extinguirse si este proceso continúa”, explica Kyle Dexter, coautor de esa investigación.

(Infografía: Antonio Tarazona)
(Infografía: Antonio Tarazona)

—Un umbral de no retorno—

¿Qué tan tarde estamos para llegar a un punto en el cual la Amazonía no podrá regenerarse de todo este daño? Thomas Lovejoy, los científicos George Mason y Carlos Nobre, en un editorial de la revista “Science”, recalcan que la selva amazónica puede sufrir cambios irreversibles si aproximadamente el 40% de esta región se deforestara. Esto se traduciría en estaciones secas más prolongadas. Además, la vegetación en las partes sur y este sería similar a la de la sabana.

“Aunque no sabemos el punto de inflexión exacto, estimamos que la Amazonía está muy cerca de este límite irreversible”, advierte Nobre. “La deforestación de la Amazonía ya ha alcanzado el 20%, equivalente a 1 millón de kilómetros cuadrados, aunque el 15% [150.000 km²] se está recuperando”, agrega.

—Pata tener en cuenta—

1. La Amazonía almacena 20% del oxígeno del mundo y tiene un millón de kilómetros cuadrados de ecosistemas de agua dulce y contiene la décima parte de las especies de todo el planeta.

2. Sin bosques tropicales, como el amazónico, el efecto invernadero sería, probablemente, mucho mayor, lo que haría que el cambio climático empeore.

3. La Amazonía contiene entre 90 y 140 mil millones de toneladas métricas de carbono, según el WWF.

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