(Foto: Reuters)
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Diego Suárez Bosleman

El Perú no siempre fue un país de machistas. Antes de la llegada de los españoles, los primeros peruanos eran conscientes de la igualdad de género, pues existieron muchas gobernantes. La historiadora Maritza Villavicencio recoge dicha visión en su libro “Mujer, poder y alimentación en el antiguo Perú”, que fue premiado en la categoría Editorial Universitaria en el Gourmand World Cookbook Awards 2018.

— En el libro usted menciona que se ha encubierto el verdadero papel de la mujer en la historia.

Sí. Por muchos años se ha destacado al hombre como el bastión de la subsistencia del grupo y, por tanto, de la evolución de la humanidad. A partir de los años 80, las arqueólogas empiezan a hacer importantes hallazgos sobre el género. Se demostró que las mujeres participaban en las cacerías comunales de grandes animales. Además, ellas tenían a cargo la cacería de especies pequeñas. Se ha demostrado que el 70% de la dieta alimenticia paleolítica va por cuenta de las mujeres. Si te pones a analizar, vas a tener como casi 50 mil años de historia donde hubo preponderancia femenina. El problema es que solemos trasladar nuestros modelos de desarrollo actuales al pasado.

— ¿Qué tipo de sociedad se manejaba en el antiguo Perú?

Mi hipótesis es que lo que hubo en el Tahuantinsuyo fueron dos estructuras de poder: la masculina y la femenina. Una prueba de ello son los acllahuasis, recintos en los que habitaban solo mujeres y que se construían en los territorios conquistados.

(Foto: AFP)
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— ¿Cuál era su utilidad?

Se dijo primero que eran una suerte de conventos donde residían vírgenes o esclavas. Pero al releer las crónicas, te das cuenta de que no es así. Las acllas –las mujeres que vivían ahí– salían, algunas eran consideradas tan divinas que no se les podía ver a los ojos. La gente de la localidad iba a hablar con las acllas y mamaconas –quienes dirigían el acllahuasi– para que intercedieran ante el inca. También se indica que los capitanes incas pedían audiencias con las mamaconas. Y ellas eran las que organizaban los rituales, que era algo de suma importancia. Se han detectado más de 40 acllahuasis a lo largo del camino inca [Qhapaq Ñan].

— Por mucho tiempo se relacionó a la mujer solo con religión, no con política...

Desde el descubrimiento de la primera sacerdotisa en 1992, se han hallado ocho en total en San José de Moro [La libertad]. Y se han encontrado en un lugar que es un cementerio de sacerdotisas con más de mil años de antigüedad; o sea, pasó por la cultura Mochica, la Lambayeque y Chimú. Pero fue recién el 2013 cuando su descubridor, Luis Jaime Castillo, reconoció que no solo eran sacerdotisas, sino que eran reinas sacerdotisas, eran gobernantes.

— Antes de la conquista hubo lideresas...

El país tuvo soberanas de gran nivel. Eran mujeres que tenían posesiones, dominio, y su poder era considerado divino. Por ejemplo, la Señora de Cao tiene símbolos de serpiente, que representa el agua; y arañas, que significa hacedora del universo. La Señora de Chornancap tenía una serie de símbolos en su casa y en su ajuar, donde se observa que ella está tejiendo. Es importante también cambiar la noción que tenemos de ciertas actividades, como el tejer o cocinar.

— ¿El poder del inca y su esposa era equitativo?

Gobernaba el matrimonio: el inca y su esposa o colla. Guaman Poma de Ayala en sus crónicas habla de Mama Huaco, la verdadera esposa de Manco Cápac –que pudo haber sido su madre o hermana–. La señala como la auténtica fundadora del imperio incaico. Es más, en una época de guerra fue ella quien mandó a Manco Cápac a calmar los ánimos. Por lo tanto, ella se quedó en el Cusco. Guaman Poma dice que Mama Huaco comenzó a estructurar el Estado inca. Otro punto a destacar es que las collas acumulaban riquezas que eran heredadas solo por mujeres. Además, parece que tenían un papel fundamental en la selección del sucesor del inca.

— ¿Qué considera que se debe investigar con mayor esfuerzo?

Había posiciones de poder para las mujeres, como las collas, acllas, mamaconas e iñacas, que eran mujeres de distintos territorios que se dividían el tiempo con el inca y hacían tratos favorables para sus pueblos. Pero Guaman Poma menciona también que habían una gran señora por cada uno de los cuatro suyos del Tahuantinsuyo. No había un equivalente varón, y el nombre de tres de ellas empezaba con Cápac, que significa gran líder. Hay que estudiar quiénes eran, si se trató de un cargo que apareció luego de la conquista o mucho antes.

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