(Foto: Morgan/Flickr, licenciado vía Creative Commons)
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Redacción EC

A veces no hay necesidad de hablar. Solo con levantar sutilmente una ceja para comunicar algo. Y es que esta parte del rostro no es solo decorativa. Es más, un equipo de investigadores plantea que fue esencial para la supervivencia del hombre moderno.

-Herramienta para sobrevivir-

Para los expertos, la aparición de las cejas y frentes verticales -que se dio durante los últimos 100.000 años- pudo ser uno de los factores que permitió la supervivencia del hombre moderno por encima del resto de los homínidos -antepasados primitivos-.

Esto se debe a que las cejas -según este trabajo- son una herramienta de comunicación social. Es decir, dieron a las personas las habilidades de comunicación para establecer grandes redes sociales; en particular, para expresar emociones más matizadas, como el reconocimiento y la simpatía, lo que permite una mayor comprensión y cooperación entre los individuos.

"Mientras nuestra especie hermana, los neandertales, estaban muriendo, nosotros estábamos colonizando rápidamente el mundo y sobreviviendo en entornos extremos. Esto tuvo mucho que ver con nuestra capacidad para crear grandes redes sociales. Sabemos, por ejemplo, que los humanos modernos prehistóricos evitaron la endogamia y se fueron a vivir con amigos en lugares distantes durante tiempos difíciles", explica la Dra. Penny Spikins, coautora de este trabajo, publicado en la revista "Nature Ecology and Evolution".

"Los movimientos de las cejas nos permiten expresar emociones complejas, así como percibir las emociones de los demás. [...]Los pequeños movimientos de las cejas también son un componente clave para identificar la confiabilidad y el engaño. Por otro lado, se ha demostrado que las personas que se han inyectado botox, al punto que se limita el movimiento de las cejas, son menos capaces de empatizar e identificarse con las emociones de los demás", agrega.

-Rostro primitivo-

Los antepasados primitivos del ser humano poseían una gruesa prominencia ósea por encima de los ojos, muy a diferente a nuestra frente lisa con cejas capaces de un mayor rango de movimiento.

Se creía que esta prominencia ósea era necesaria para llenar el espacio donde coincidían la cubierta del cerebro plano y las cuencas de los ojos de los homínidos, y para estabilizar los cráneos durante el proceso de masticado. Pero Spikins y su equipo de la Universidad de York (Canadá) reveló que realmente no ofrecía una ventaja espacial, ya que podía reducirse en gran medida sin causar problemas.

Modelo del cráneo de un humano moderno junto al homínido Kabwe 1. (Foto: Paul O'Higgins/ Universidad de York)
Modelo del cráneo de un humano moderno junto al homínido Kabwe 1. (Foto: Paul O'Higgins/ Universidad de York)

Para comprobarlo, los especialistas usaron un software de ingeniería 3D para estudiar la prominencia ósea de un cráneo fosilizado conocido como Kabwe 1, un 'Homo heidelbergensis' -especie de homínido que vivió entre 600.000 y 200.000 años atrás-.

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