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Museo de la Cosmonáutica - Trajes espaciales
Bruno Ortiz Bisso


Especial desde Moscú. Luego de media hora de viaje hacia el norte, en la línea 6 del metro desde el centro de Moscú, se llega a la estación del Centro Panruso de Exposiciones. Detrás se levanta desde el suelo un obelisco de más de 100 metros de altura, revestido de titanio, que simula la estela dejada por el cohete que tiene en la punta.


Es el monumento a los Conquistadores del Cosmos, inaugurado en 1964 para celebrar el séptimo aniversario del lanzamiento del Sputnik 1, el primer satélite artificial impulsado desde la Tierra. En plena .


A los lados de su base hay relieves que representan a los personajes más importantes en la historia de la rusa. Al frente, una estatua de Konstantín Tsiolkovski, precursor de la aeronáutica de ese país. 


Debajo de ese gran monumento se encuentra el Museo de la Cosmonáutica: un recinto de más de 8.400 m2 en donde se encuentran más de 96.000 artículos –entre réplicas, utensilios, maquetas, documentos y más– que ayudan a narrar con lujo de detalles la historia de la investigación espacial, desde los tiempos de la antigua Unión Soviética.


—DE PRIMERA MANO—
Desde la entrada, el museo invita al visitante a sentir de cerca la investigación. En la primera sala se pueden apreciar réplicas de tamaño natural del Sputnik 1, sondas lanzadas a la Luna o hacia Marte, entre otros aparatos que fueron dirigidos al espacio. 


Hay objetos de Yuri Gagarin como libretas, utensilios, condecoraciones y otros. Está su mítico uniforme y una réplica de tamaño natural de la cápsula en la que orbitó la Tierra.


A Laika solo se la menciona junto a una foto. Las estrellas de la sala son Belka y Strelka. Las estatuas de estas dos perritas flanquean la réplica de la cápsula en la que fueron lanzadas al espacio, junto con un conejo, 42 ratones y dos ratas. La proeza fue que todos volvieron con vida.


En la sala contigua se hace un recorrido por la historia de los pioneros en la . Desde las investigaciones del físico Konstantín Tsiolkovski de finales del siglo XIX, pasando por los científicos y políticos que impulsaron la carrera espacial. También se puede ver el impacto de esta investigación en la cultura de ese país.


Un nivel más abajo viene un repaso de lo hecho en las últimas décadas. Se pueden apreciar los diversos tipos de satélites y naves que se utilizaron, así como muestras de cómo se fue transformando la forma de llegar y permanecer en el espacio. 


Hay una réplica de la estación espacial MIR a la que se puede ingresar y experimentar de primera mano los ínfimos espacios que tenían que soportar los cosmonautas.


El Museo de la Cosmonáutica de Moscú es uno de los recintos que todo aficionado a la ciencia debería visitar para conocer de cerca la historia de uno de los protagonistas de una que toma nuevo impulso. 

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