El Perú carece de la infraestructura y los recursos humanos necesarios para la fabricación masiva de vacunas humanas.
El Perú carece de la infraestructura y los recursos humanos necesarios para la fabricación masiva de vacunas humanas.
/ STEVE PARSONS

Pese a algunas promesas hechas durante la primera vuelta, el Perú no cuenta hoy con la capacidad de producir ningún tipo de para seres humanos. Sin embargo, en el hipotético caso de que las empresas farmacéuticas que producen vacunas contra el levantaran temporalmente sus patentes –tal como lo ha propuesto recientemente el presidente de EE.UU., –, ¿qué tipo de inversión sería necesaria para que se fabriquen esos fármacos en suelo nacional?

—Requerimientos—

En el Perú solo se fabrican vacunas para animales, para las cuales se exige una infraestructura y un nivel de bioseguridad muy distintos a los requeridos en la producción de vacunas para humanos.

Sergio Recuenco, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), indica que para la fabricación de vacunas humanas nuestro país debería contar con un laboratorio de buenas prácticas de manufactura (BPM), es decir, un área de trabajo que cumple con los estándares internacionales que son supervisados por empresas auditoras.

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Este tipo de producción requiere, principalmente, un cuerpo de normas regulatorias que velen por el adecuado proceso. Las BPM son condiciones necesarias para acreditar que las vacunas producidas en un laboratorio son óptimas para su uso”, explica el especialista.

Recuenco destaca que otro punto importante es la transferencia tecnológica, es decir, la entrega –en este caso por parte de las farmacéuticas– de los conocimientos científicos y tecnológicos para el desarrollo del producto.

“Para el desarrollo de vacunas contra el COVID-19 se han aplicado distintas tecnologías, en algunas de las cuales el Perú no tiene ninguna experiencia, como es el caso de las basadas en ARN mensajero (ARNm)”, explica el especialista.

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Por su parte, Jorge Salinas, epidemiólogo hospitalario de la Universidad de Iowa (EE.UU.), menciona la importancia de adquirir equipos de manufactura especializados, que pueden costar más o menos US$20 millones, así como los insumos para la producción.

“Algunos ingredientes para la fabricación de vacunas pueden ser fáciles de conseguir. En el caso de las vacunas de ARNm, obtener el ARNm podría ser más complicado”, opina Salinas.

—De mediano a largo plazo—

No obstante, el Perú no es ajeno a este tipo de producción. Gabriela Salmón, doctora en Epidemiología y Salud Pública por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), comenta a El Comercio que el Instituto Nacional de Salud (INS), a través del Centro Nacional de Productos Biológicos, en Chorrillos, producía una vacuna antirrábica y sueros antiofídicos. “Pero eso no se potenció más. De hecho, hoy se importan esos sueros antiofídicos desde Brasil”, recalca.

Los tres especialistas consultados por este Diario coinciden en que no es imposible que el Perú se convierta en un país productor de vacunas contra el COVID-19. No obstante, subrayan que no es algo que vaya a ocurrir pronto porque no hay cómo.

Además, indican que en caso se liberen las patentes y el gobierno de turno realice una inversión extraordinaria, los resultados se obtendrían a mediano o a largo plazo, es decir, no se daría para satisfacer la demanda urgente y actual.

De todos modos, como comenta Recuenco, el SARS-CoV-2 llegó para quedarse, y la necesidad de vacunas puede que “nos acompañe por mucho tiempo o permanentemente”.

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