Ante las revistas científicas reconocidas en el mundo, están apareciendo otras publicaciones de dudosa reputación.
Ante las revistas científicas reconocidas en el mundo, están apareciendo otras publicaciones de dudosa reputación.
Redacción EC

Cuando haces un descubrimiento o explicas un fenómeno de la naturaleza, buscarás la forma de compartir ese nuevo conocimiento con el mundo. Una forma de hacerlo sería a través de un blog, una página web personal o un libro; aunque esto no asegura que la gente te lea y mucho menos te crea [a menos que seas S. Hawking].


Lo que la formalidad académica establece es que envíes tu trabajo a una , por ejemplo: Science, Nature o Proceedings of National Academy of Science (para cualquier materia), The Lancet o The New England Journal of Medicine (en medicina) o Cell (en ciencias de la vida).


La principal característica de estas revistas es que tu trabajo, antes de ser aceptado y publicado, es revisado por dos expertos en la materia, quienes determinan si el estudio está bien realizado y si las conclusiones se ajustan a los datos obtenidos. Para que te den el visto bueno, deberás haber levantado todas sus observaciones y respondido sus comentarios. Todo este proceso puede tomar varios meses.


La calidad y prestigio de una se mide por su factor de impacto, que básicamente es el número promedio de veces que sus artículos son citados por otros estudios. Cuanto mayor factor de impacto tenga la revista, más selectiva será.


En marzo de 2017, John H. McCool recibió una invitación de la revista Urology & Nephrology Open Access Journal para publicar un artículo. Esto le pareció muy extraño ya que él no es médico ni mucho menos urólogo. McCool es historiador pero se desempeña como editor científico en el Centro Oncológico Anderson MD de la Universidad de Texas, por ello sospechó que la invitación venía de una revista “depredadora”. 


Si quieres saber más sobre este tipo de revistas, lee del blog Expresión Genética del biólogo David Castro.

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