(Foto: Shutterstock)
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Redacción EC

En el afán de ayudar a sus para que afronten los retos diarios, los padres suelen compararlos con otros . Sin embargo, esta costumbre pone en riesgo no solo la autoestima de los chicos, sino que también tienen el inconveniente añadido de crear envidias y rivalidades.

Los progenitores pueden caer en el error de destacar cualidades de uno de sus hijos para proyectarlas en, por ejemplo, sus hermanos. Y aunque lo hacen con buenas intenciones, no advierten que al compararlos generan en ellos la percepción de que sus padres tienen más preferencia por un hermano.

“El niño puede interiorizar la tendencia a compararse con los demás y salir mal parado al desplazar los celos y rivalidades hacia otros niños, como sus amigos o primos. Esto podría tener consecuencias negativas sobre su autoestima, generar falta de aceptación de sí mismo e inseguridad”, explica al diario "El País" de España Carla Valverde, psicóloga clínica infantil y juvenil del Centro de Salud Mental de Alcobendas.

El mayor problema es que los celos hacia otras personas de su entorno provocados por la comparación, tienden a hacer aflorar una manera de resolver los conflictos de forma agresiva. “Quiere imitar a otras personas, por lo que se genera una rabia interior al no sentirse amado y aceptado por los que es, sino por lo que hace”, acota la especialista.

¿Cómo motivar a los niños sin compararlos?

La mejor forma es con el ejemplo. Si se quiere alentar a un niño a realizar deportes, en casa se debe mostrar un modelo adecuado que no sea ajeno a su realidad. La clave es hacerle comprender que se le quiere tal y como es, se confía en él y se le apoya en todos los retos que se le presenta.

Además, se debe tener en cuenta que las exigencias y expectativas demasiado altas para la edad del niño pueden generar frustraciones. Es más aconsejable plantear pequeños objetivos que puedan conseguir para que ganen confianza y seguridad en sí mismos.

No obstante, la competitividad puede ser enfocada en positivo. A todos nos gusta ganar, pero es importante que los niños entiendan que también se puede aprender de los fracasos y errores. “Es aconsejable redirigir la competitividad hacia la competencia interna de valores y el liderazgo en positivo”, comenta la psicopedagoga María José Lladó.

Finalmente, Valverde acota que “cada niño es único y tiene sus propias características individuales, cualidades y habilidades. Es muy importante que los niños aprendan a quererse y aceptarse tal y como son para que desarrollen a una buena autoestima”.

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