(Foto: Pixabay)
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Redacción EC

Del mismo modo que ser alto o bajo, el gusto por hombres o mujeres no está definido por un solo gen, sino por múltiples regiones del genoma y, como cualquier característica humana compleja, por múltiples factores no genéticos.

Esta es la conclusión de un análisis llevado a cabo en medio millón de perfiles de ADN por un grupo de investigadores en Europa y Estados Unidos, que fue publicado el jueves por la prestigiosa revista .

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Desde su publicación, los resultados de esta investigación, la más grande de su tipo, han sido malinterpretados y usada como base para "confirmar" que la orientación sexual de una personas se elige, como afirman aquellos colectivos que impulsan terapias de conversión que prometen "curar" la homosexualidad.

Estos grupos basan su postura en que, según ellos, no existe un "gen gay" y por ello este comportamiento no es "natural" y, por tanto, reversible. Fue precisamente este uno de los principales hallazgos del reciente estudio: la sexualidad no está ligada solamente a lo genético y que la diversidad existente se explica en base a varios factores.

Benjamin Neale, uno de los autores del estudio, respondió a la interrogante y afirmó a que “siendo la diversidad sexual parte natural y normal de la variación de la especie humana, no se deben intentar desarrollar curas para la homosexualidad. Eso no debería interesarle a nadie”.

"No hay un único gen gay, sino muchos pequeños efectos genéticos distribuidos en el genoma", señala, por su parte, Ben Neale, miembro del Broad Institute de Harvard y el MIT, una de las muchas instituciones de donde provienen los autores.

Ante la evidencia científica disponible entonces, en 199o la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales y recientemente la Organización de las Naciones Unidas comenzó a considerar las terapias de conversión como tortura, ya que implican privación de libertad, aislamiento, electrochoques, medicación forzada y demás tratos degradantes, por lo cual ha hecho un llamado internacional para erradicar estas peligrosas prácticas.

Las características no son solo determinados por la genética

Para explicar mejor sus hallazgos, los investigadores lo comparan con el tamaño de una persona. El efecto genético es indiscutible, ya que el porte está relacionado con el de los padres. Pero la genética no lo explica todo: la nutrición durante la infancia tendrá un impacto significativo. Esto es lo que los científicos llaman ambiente.

Lo mismo ocurre con el riesgo cardíaco: los genes crean predisposiciones, pero el estilo de vida y la dieta, tienen un papel más importante.

Influencia limitada

El nuevo análisis estadístico reveló cinco posiciones precisas en nuestros cromosomas, llamados locus, que parecen estar claramente relacionadas con la orientación sexual, aunque cada una tiene una influencia "muy pequeña".

Biológicamente, resulta que un marcador genético también está asociado con la pérdida de cabello, lo que sugiere un vínculo con la regulación de las hormonas sexuales.

Presumiblemente, hay cientos o miles de otros marcadores, que los análisis futuros en bancos de ADN más grandes podrían descubrir algún día.

"Es un comportamiento complejo donde la genética juega un papel, pero probablemente de forma minoritaria. El efecto del ambiente existe, pero no podemos medirlo exactamente", dice Fah Sathirapongsasuti, científico de 23andme.com, un sitio de prueba de ADN que contribuyó al estudio con perfiles genéticos de clientes voluntarios.

La mayor parte del análisis se realizó a hombres y mujeres del banco británico UK Biobank, en su mayoría de origen europeo, que respondieron a la pregunta: ¿Alguna vez ha tenido relaciones sexuales con una persona del mismo sexo?

Complejidad

Los autores son conscientes de la delicadeza del tema. Dos de los investigadores tuvieron cuidado de recordar, en una conferencia telefónica con periodistas el martes, que ellos mismos eran homosexuales.

Para evitar cualquier interpretación errónea, consultaron con las asociaciones LGBT sobre cómo comunicar los resultados, que resumieron en un sitio web, , en inglés.

En 1993, un estudio a 40 familias pensó haber identificado un lugar único, el gen Xq28, que define la orientación sexual. El nuevo análisis refuta este modelo simplista.

Es probable que una cifra revelada por este estudio genere confusión. Los investigadores estiman que "8 a 25%" de las diferencias de orientación sexual en la población de la prueba se deben a variaciones genéticas.

Pero esta cifra es un concepto estadístico sobre una población y no significa que el 25% de la orientación de una persona dependa de sus genes.

Otro resultado pone en peligro la idea de que la orientación sexual puede medirse en un rango, según la llamada escala de Kinsey, del nombre del biólogo estadounidense que la definió en 1948.

Esta escala se divide en grados: de 100% homosexual a 100% heterosexual, pasando por bisexual.

"Suponer que cuanto más se siente atraído por alguien del mismo sexo, menos se siente atraído por el otro sexo, es una simplificación excesiva", dicen los investigadores, después de comparar los marcadores genéticos que afectan el número de parejas de cada sexo.

Agencias/El Comercio

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