(Foto: AFP)
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Redacción EC

La meseta tibetana, la cordillera más alta del planeta, fue conquistada hace 160.000 años por , una antigua especie estrechamente ligada a los neandertales y de la que aún hoy queda evidencia de su linaje en el del hombre moderno.

El hallazgo demuestra que los ‘Homo sapiens’ no fueron los primeros homínidos en ocupar esta región, como hasta el momento se pensaba; sino que, 120.000 años antes de su llegada, ya era habitada por el hombre de Denisova.

Hasta ahora únicamente se conocían cinco restos fósiles de menos de dos centímetros de esta especie, pero recientemente un equipo de científicos ha identificado un fósil como perteneciente a un adolescente denisovano.

Fahu Chen, del Instituto de Investigación de la Meseta Tibetana, Dongjiu Zhang, de la Universidad de Lanzhou, y Jean Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, autores del estudio, acaban de publicar en la revista la descripción de una mandíbula de 160.000 años de antigüedad, perteneciente a esa especie y hallada en Xiahe, en China.

El resto óseo fue encontrado por un moje budista de la cueva de Baishiya y terminó en las manos del sexto buda viviente de Gung-Thang –una autoridad religiosa-, quien a su vez lo donó a una universidad china.

Reconstrucción de la mandíbula de Xiahe después de la extracción digital de la corteza de carbonato que la envolvía. (Foto: Jean-Jacques Hublin, MPI-EVA, Leipzig)
Reconstrucción de la mandíbula de Xiahe después de la extracción digital de la corteza de carbonato que la envolvía. (Foto: Jean-Jacques Hublin, MPI-EVA, Leipzig)

¿Quiénes fueron los denisovanos?

La primera evidencia física de esta especie se descubrió en 2010 en la cueva de Denisova, en Siberia (Rusia). Tras un análisis de ADN se pudo constatar que se trataba de un homínido que convivió con el ‘Homo sapiens’ y, al menos, una decena de homínidos más.

La genética los identificó como una especie hermana de los neandertales que apareció hace unos 400.000 años. Mientras los neandertales ocuparon Europa, los denisovanos se expandieron por Asia.

Luego de que los ‘Homo sapiens’ salieran de África por primera vez, hace unos 100.000 años, se encontraron con los denisovanos, con quienes tuvieron hijos en varias ocasiones. Consecuencia de ese cruce, hoy encontramos un porcentaje de ADN denisovano en los asiáticos, sus descendientes los nativos americanos (un 0,2% del genoma) y los habitantes de Oceanía (hasta el 5%).

Conquistadores del Tibet

Este hallazgo demuestra que el ‘Homo sapiens’ no fue el primer homínido en ocupar la meseta del Tíbet, como hasta el momento se pensaba; sino que, 120.000 años antes, otra especie pudo adaptarse al complicado clima de esta región, que está a una altura media de 4.500 metros. Fuero ellos, quienes probablemente nos pasaron algunas variantes genéticas necesarias para sobrevivir en un entorno hostil con escaso oxígeno.

“Neandertales y denisovanos vivieron durante cientos de miles de años en Eurasia y se adaptaron a estos entornos. Los humanos modernos llegaron de África y se mezclaron con ellos un poco, lo que les permitió adquirir variantes genéticas ventajosas. Esas variantes se hicieron cada vez más frecuentes. Por ejemplo, el 80% de los tibetanos actuales las portan”, resalta Svante Pääbo, genetista del Max Planck y autor principal de la secuenciación del genoma neandertal y denisovano.

"Es muy interesante que se empiecen a encontrar denisovanos más allá de la cueva de Denisova. Presumiblemente ocuparon la mayoría de Asia en el pasado, así que espero que se encuentren muchos más restos en el futuro", añade el genetista.

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