De la edad de piedra a las comunicaciones. (Ilustración: Giovanni Tazza / El Comercio)
De la edad de piedra a las comunicaciones. (Ilustración: Giovanni Tazza / El Comercio)
Tomás Unger Golsztyn

La historia de la humanidad comienza con la escritura. A partir de entonces hay un registro de las actividades del hombre. Sin embargo, la prehistoria del ser humano comienza desde que este adquiere su primera herramienta, probablemente antes de llegar a ser el ‘Homo erectus’, ya que sus parientes más cercanos, los bonobos, ya usaban ese tipo de objetos.

El hombre se separa de los demás primates cuando comienza a usar el fuego, aproximadamente hace un millón y medio de años. Hace 750 mil años comienza a cocinar. Así como el fuego le permitió alumbrar de noche las cuevas para hacer herramientas, puso a su alcance una variedad de nuevos alimentos, con lo que pudo expandir su territorio. Hace 500 mil años, al ir al norte para defenderse del frío, comenzó a usar vestimentas. 

—EL GRAN SALTO—
Así como el uso del fuego diferenció al hombre de las otras especies, el próximo gran salto fue el idioma moderno: la estructuración de frases con palabras que solas no comunican la idea completa. Se calcula que eso fue hace unos 150 mil años. 

Para todos los avances mencionados no se da un lugar, porque se supone que la humanidad aún no se había esparcido a los diversos continentes. Aunque ya tenía el dominio del fuego y contaba con el idioma, el material para sus herramientas seguía siendo la piedra. 

—AVANCES DIFERENCIADOS—
La prehistoria está dividida en tres períodos: la Edad de Piedra, la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. Aquí cabe hacer una aclaración muy importante: la prehistoria tiene una diversidad de fechas porque el progreso de la humanidad nunca ha sido uniforme. Hemos dicho que la historia comienza con la escritura; entonces, para Australia comienza en el siglo XVIII y para Papúa-Nueva Guinea en el siglo XX, con la llegada de los europeos. 

Las civilizaciones prehispánicas de Sudamérica son una excepción. Las culturas de la costa y sierra peruana estaban más adelantadas que Europa en hidráulica y metalurgia con un avanzado sistema de contabilidad (quipus). Sin embargo, no tenían escritura. Con un sofisticado idioma, la historia preincaica e incaica es oral.

—DE LA PIEDRA AL BRONCE—
El fuego no solo sirvió para cocinar. Pronto se descubrió que la arcilla, cuando es calentada, se endurece, y así nació la cerámica. Probablemente el descubrimiento lo hicieron muchos cocineros simultáneamente, porque apareció en todos los continentes. Se construyeron hornos en los que –con carbón– se consiguieron temperaturas cada vez más altas.

Las mayores temperaturas hicieron aparecer metales en las piedras de la fogata. El estaño, el de más baja temperatura de fusión (232 °C), fue el primero en aparecer, lo siguió el cobre, cuando los hornos alcanzaron 1.085 °C. El cobre con el estaño, en determinada proporción, forman bronce.

Hoy en día se cree que la primera aparición del bronce fue alrededor del año 6000 a.C. en lo que son hoy los Balcanes. En Asia Menor los sumerios fueron los primeros en usar bronce en el cuarto milenio a.C. En Egipto el bronce apareció alrededor de 3800 años a.C. Los artefactos más antiguos de bronce de China son del 3100 a.C. Antes del año 2500 a.C. toda Asia conocía esta aleación.

La tecnología de bronce se fue perfeccionando, probando nuevos metales adicionales en las aleaciones y métodos de trabajarlo. Su dureza y su filo eran muy superiores al cobre puro, por lo que fue el metal de las armas, de los útiles domésticos y de las joyas. Curiosamente, en las Américas, donde se conocían varios metales, estos nunca fueron usados para armas, solamente para joyas y objetos de arte. Para sus armas siguieron utilizando la piedra y la madera. 

También hay que mencionar que los artefactos de hierro más antiguos son de Egipto y datan del cuarto milenio a.C. Los minerales ricos en hierro abundan en la Tierra pero, como lo dijimos antes, requieren de altas temperaturas para extraerlos.

—LA ESCALA ACEPTADA—
Como hemos visto, ninguna escala de tiempo para determinados materiales es de aplicación universal. Generalmente es aceptada por los antropólogos la escala que lleva el Neolítico (la etapa final de la Edad de Piedra), que se dio hasta el 2800 a.C., dando inicio a la Edad de Bronce, que dura aproximadamente hasta el 1000 a.C. Luego viene la Edad de Hierro. Esta continúa hasta fines del siglo XVIII, para dar paso a la Edad Industrial. 

Muchos historiadores le otorgan una interrupción a la Edad de Hierro entre los años 500 y 900 de nuestra era, período que corresponde a la Edad Media, también llamada Edad del Oscurantismo. La Edad Industrial acaba con el siglo XX, dando lugar a la Edad de la que vivimos hoy.

—CALENDARIO REFERENCIAL—
A lo largo de este artículo hemos dado una serie de fechas, aparentemente contradictorias, pero el desarrollo no se ha llevado simultáneamente en los diversos continentes. Generalmente las fechas que se dan como universales son las que conciernen al cercano Oriente y Europa.

Excepcionalmente, en una fecha exacta empieza la Edad Industrial. En 1776, la máquina de vapor de James Watt sustituyó la fuerza animal con fuerza mecánica generada térmicamente. 

En el siglo siguiente, Louis Pasteur (1822-1895) descubrió la microbiología, iniciando la lucha contra las infecciones que duplicaría la expectativa de vida en menos de 100 años. 

A fines del siglo XX, el transistor, el procesamiento electrónico binario, el satélite geoestacionario y la fibra óptica iniciaron la Era Global de la . Esta, por su parte, inició un avance tecnológico cada vez más acelerado. El crecimiento poblacional y su impacto han merecido para nuestra época el nombre de Antropoceno porque, para bien o para mal, estamos cambiando el planeta.

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