(Foto: Universidad de Meryland)
(Foto: Universidad de Meryland)
Redacción EC

Dentro de una bolsa de tela azul y envuelta en toallas de papel, un científico recibió un inusual "regalo" que resultó ser una reliquia de la Segunda Guerra Mundial.

Se trataba de un cubo de uranio, uno de los materiales más radioactivos de la tierra, que formó parte del intento de construir un reactor nuclear en la Alemania Nazi. 

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El misterioso cubo fue entregado al físico Timothy Koeth en el 2013. El objeto fue dejado en un estacionamiento, luego de que unas personas se pusieran en contacto con él.

El cubo, de aproximadamente 5 centímetros de ancho, tenía un trozo de papel con la siguiente nota: "Tomado del reactor que Hitler trató de construir. Regalo de Ninninger".

Koeth, quien colecciona objetos nucleares, conocía del proyecto nazi de construir un reactor y supo entendió entonces la importancia del objeto. Más de 600 cubos de uranio usados por científicos alemanes fueron confiscados por las fuerzas aliadas y enviados a EE.UU. luego de que los nazis fueron derrotados.

Una serie de indicios confirmaron que se trataba de un cubo de uranio usado por este régimen: la forma del cubo y el apellido en la nota ("Ninninger") le sugirieron que se trataba de un artefacto que había pertenecido a Robert Nininger, quien participó en el Proyecto Manhattan, con el cual EE.UU. obtuvo la bomba atómica.

(Foto: UM)
(Foto: UM)

Luego Koeth, tras hacer una serie de pruebas al cubo en la Universidad de Maryland, pudo determinar que sus niveles de radioactividad eran lo suficientemente bajos para que sea seguro de manipular.

​También pudieron determinar que se trataba de un cubo de uranio usado en la época de la Segunda Guerra Mundial. Midieron los rayos gamma y confirmar que el cubo era uranio natural y no enriquecido, como los que se usan actualmente.

El científico y su equipo ahora intentan ubicar los cubos restantes cubos de uranio. Conocen el paradero de 10: algunos se encuentran en el Instituto Smithsonian y en la Universidad de Harvard.

"Podrían estar en el sótano de cualquier persona", dice Koeth a Science News.

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