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El mamífero más propenso a morir a manos de su propia especie - 4

Cuando se trata de hacer un ranking de los más violentos con sus propias especies, los leones, lobos y humanos no estamos en los cinco primeros puestos. En lo más alto de la lista están el cercopiteco de cola roja -un primate oriundo de África central-, el mono azul y un par de especies de lémures. Pero ni siquiera estos son los más violentos con sus congéneres.

El animal que encabeza la lista es una de las mangostas más pequeñas que hay, de no más de 730 gramos de peso, de abundante pelaje, orejas diminutas y parches negros alrededor de los ojos. Es la suricata.

Según un estudio liderado por el doctor José María Gómez, de la universidad de Granada, en España, una de cada cinco suricatas -la mayoría jóvenes- muere a manos de otra suricata.

Para llegar a esta conclusión que se publicó en la revista "Nature", los investigadores estudiaron el comportamiento violento de más de 1.000 especies de y analizaron un o s 4 millones de muertes documentadas en cerca de 3.000 estudios publicados en los últimos dos años.

Así, descubrieron que los caballos salvajes, las gacelas, venados y ardillas terrestres están entre los 50 mamíferos más violentos; y que las chinchillas se matan entre ellas con más frecuencia que los tigres o los osos.

De lo que de verdad se trata

Pero que este estudio no te engañe. No se trataba puramente de ver qué animal era el más violento, sino de entender los orígenes de nuestro propio comportamiento como especie humana.

Y para ello los expertos compararon estos datos con 600 estudios sobre violencia entre humanos desde tiempos ancestrales hasta nuestros días.

(De hecho, la lista no fue hecha por el equipo de Gómez, sino por el periodista Ed Young de la revista The Atlantic, quien organizó el estudio para sacar una lista de los mamíferos más violentos). Lo que los llevó a sacar dos grandes conclusiones:

1.- Una cierta cantidad de la violencia entre humanos es atribuible a nuestro lugar en el árbol evolutivo

2.- Sí, las suricatas son sorprendentemente violentas con otros ejemplares de su especie

La violencia de las suricatas ya ha sido documentada en el pasado.

Dominio con violencia

En un estudio realizado por la Universidad de Edimburgo, en Escocia, se explica cómo las suricatas dominantes controlan la reproducción en su grupo a través de la violencia, prohibiendo a otras hembras que se reproduzcan, matando a sus crías a fin de asegurar suficientes recursos para las crías de parejas alfa.

En nuestros peores tiempos, los humanos hemos demostrado ser más asesinos de lo que somos ahora.

Según el estudio de Gómez, las poblaciones de humanos que vivieron hace unos 3.000 a 500 años eran entre un 30% y un 15% más violentos de lo que somos ahora.

"La tasa de homicidios en sociedades modernas que cuentan con fuerzas policiales, sistemas legales, prisiones y una actitud fuerte de rechazo a la violencia es de menos de 1 muerte de cada 10.000 personas", se lee en un artículo del biólogo evolutivo Mark Pagel que acompaña la publicación de Gómez.

Así que, tal y como escribe la periodista Rebecca Hersher, de la radio pública de EE.UU. NPR, "no somos tan violentos como las suricatas, pero a lo largo de la historia de la humanidad, los humanos hemos sido y somos más letalmente violentos que el promedio de los mamíferos".

Esto se debe, según los expertos, a que la naturaleza violenta que se origina desde los Homo Sapiens se ha visto afectada por la evolución cultural que hemos experimentado a lo largo de nuestra historia.

Una definición muy amplia

"Esperamos que nuestro estudio arroje luces al papel que tanto la evolución como la cultura han jugado en la violencia letal humana", le dijo José María Gómez a The Atlantic.

Una crítica al estudio de Gómez es la definición que comportamiento asesino que utilizaron los autores y en el que incluyen infanticidio, ejecuciones, canibalismo y muertes en conflictos. Para expertos como la antropóloga Polly Wiessner, de la Universidad de Utah, es una definición muy amplia.

"Han creado una verdadera sopa de cifras, mezclando conflictos individuales con agresiones organizadas socialmente y rituales de canibalismo, entre otros", le dijo a The Atlantic. "Las fuentes de datos utilizados para la violencia prehistórica son altamente variables en confiabilidad".

Es decir, para Wiessner los humanos somos mucho más violentos de lo que se puede deducir del estudio de Gómez. En cuanto a las suricatas, sí que son sorpresivamente brutales con sus prójimos.

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