Bruno Ortiz Bisso

En El Comercio continuamos con nuestra serie de entrevistas a personajes relevantes de la . El extracto presentado a continuación forma parte de la nueva serie de podcast “”, en donde buscaremos conocer lo que hay detrás de los científicos, investigadores y expertos peruanos.

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Jamás pensó que sus estudios sobre la diversidad genética en las conchas de abanico lo llevarían a formar parte de un equipo de expertos que busca incansablemente identificar las nuevas variantes del SARS-CoV-2. El Comercio conversó con Pedro Romero, doctor en Ciencias Naturales, sobre la utilidad de las ciencias básicas en una emergencia global como la estamos atravesando.


— ¿Qué se ha hecho bien y mal tras un año de pandemia en el Perú?

Lo bueno es que tenemos más camas UCI, que hemos comprado vacunas. Mientras más vacunas haya y mientras más rápido se realice el proceso de vacunación, vamos a brindar más seguridad a los peruanos. Para todos, es más fácil mirar lo malo, que suele ser más visible. Lo malo, desde el inicio, fue no basarse en evidencia científica para el tema de los tratamientos, de hacer compras millonarias de fármacos sin evidencia suficiente. En general, el Perú nunca estuvo preparado para enfrentar una . Mi papá murió hace unos 10 años y he pasado por eso de ir a un hospital y ver lo que sucede en la emergencia y todos los problemas asociados. El sistema estuvo mal desde siempre y lo de ahora ha sido un puñetazo en la cara que nos ha hecho ver que hay desigualdades en la salud, en la educación. No nos dimos cuenta de que hay otro Perú que aún necesita mucho apoyo del Estado.

“Lo malo [en esta pandemia] fue no basarse en evidencia científica en el tema de los tratamientos”.


— Hoy forma parte de un grupo de investigación que tiene un papel muy importante en esta pandemia…

Soy investigador posdoctoral en equipo que se dedica a estudiar los genomas del SARS-CoV-2 desde la primera ola, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). Recordemos que un ‘posdoc’ es quien ya acabó el doctorado y está trabajando para acumular currículo y demostrar que puede hacer investigaciones. Por ejemplo, las mías están centradas en otros temas: yo estudio la biodiversidad y en la UPCH empecé estudiando la biodiversidad marina, estudiando la genética de las conchas de abanico y, de pronto, llegó la

— Que fue un golpe para todos, incluido a los investigadores…

Sí, entonces, –quien me conocía de algunos meses atrás– vio que había la posibilidad de una colaboración entre los temas que domino y los que él quería desarrollar. En su grupo, del cual soy colaborador, estudiamos cómo aparecen las nuevas variantes del coronavirus. Siempre digo que somos como detectives, que buscamos la evidencia de que hay nuevas variantes. Esa evidencia se da porque nosotros podemos reconocer las mutaciones, los cambios del virus con análisis en computadoras –pero que empiezan en el laboratorio– y decir: “Aquí hay un grupo de virus diferente que se encuentra en tal zona”. Eso es importante para que, luego, la información vaya dirigida hacia los tomadores de decisiones, para que digan: “Tenemos problemas aquí, está apareciendo una variante nueva, tenemos que ver si este se asocia con una mayor cantidad de casos clínicos”.

“El conocimiento está conectado y uno, desde las ciencias básicas, puede tener un aporte importante”.


— ¿Y qué tal es la experiencia en este grupo?

Para mí, ha sido bastante buena, porque me hizo sentir que lo que había aprendido como ciencia básica –yo estudio la evolución de la vida, los cambios, las mutaciones– podía tener una aplicación directa en un tema muy diferente al que yo estudié, que está más relacionado con la vigilancia y la salud pública. Me hizo ver que realmente el conocimiento está conectado y que uno, desde las ciencias básicas, puede tener un aporte importante y ese conocimiento puede ser aplicable.

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— El INS está haciendo una vigilancia similar a la que ustedes hacen y ha confirmado la presencia de la variante C.37 en el Perú...

Ellos son el otro grupo grande que, desde el lado público, está haciendo esta vigilancia genómica. Veo que aún no hay una conexión fuerte entre ambos grupos. Pareciera como si cada uno hiciera las cosas independientemente. Lo interesante sería que haya más vasos comunicantes entre los diferentes grupos con experiencias en los mismos temas. Lo bueno de la ciencia es que no es de pareceres, sino de evidencia. El INS ha aumentado el estudio, ha muestreado muchos más lugares y encontró que la C.37 es predominante, lo que coincide con lo que informamos hace un par de meses.

— ¿Qué enfoque debe tener el próximo gobierno sobre la ciencia en el Perú?

Es necesario confiar en la evidencia científica y hacerle caso. Necesitamos que los tomadores de decisiones conozcan cómo se hace ciencia en el Perú, quiénes la están haciendo y quiénes pueden proveer de mejor evidencia. A la vez, los científicos interesados en el ámbito político y en gestión de la ciencia deben prepararse. Estoy a favor de la creación de un ministerio de ciencia y tecnología, pero no se puede hacer de la noche a la mañana. Eso tiene sus plazos, pero necesitamos poner las bases.


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