Obesidad: una epidemia letal en las islas del Pacífico Sur
Obesidad: una epidemia letal en las islas del Pacífico Sur
Redacción EC

Sídney (EFE). La comida procesada y el sedentarismo han convertido a las islas del Pacífico Sur en los países con mayor índice de en el mundo, una lacra letal difícil de erradicar en una región donde engordar es casi un símbolo de estatus.

El problema sanitario afecta especialmente a países isleños como Nauru o Samoa.

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En las islas del Pacífico, marcadas por una tradicional tendencia a celebrar copiosas comidas y a engordar como símbolo de bienestar, ahora abundan las bebidas con gas, el pollo frito y la comida procesada barata como resultado de los acuerdos comerciales que les han obligado a reducir las barreras a las importaciones.

"En muchas ocasiones no tienen alternativa, abunda la carne con exceso de grasa y comida procesada como sopas de fideos. No hay apenas pasta y la fruta y la verdura es escasa o muy cara", explica a Efe Peter Sousa Hoejskov, técnico del Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Pacífico Sur en Fiyi.

"En otros países la gente tiene alternativas, aquí hay muy pocas", apunta Sousa Hoejskov en una entrevista por Skype.

"La mayoría de la comida es importada, hay muy poca producción en la región, excepto en algunos países como Fiyi o las Islas Salomón. Algunos países llegan a importar el 95% de la comida que consumen", afirma el técnico de la OMS.

Los isleños tradicionalmente se alimentaban de comida cruda, de los frutos y vegetales que producían en sus islas, muchas de ellas en peligro de desaparecer por el cambio climático, pero ahora se inclinan más por comer los alimentos procesados, a veces incluso como un símbolo de estatus.

La OMS lucha contra la con programas de concienciación en escuelas y lugares de trabajo, así como otras medidas para aumentar los impuestos a los productos nocivos y subvenciones para los alimentos saludables.

"Nuestras campañas en los colegios cubren unos 84 centros en una docena de países y nuestras campañas para cambiar hábitos llegan a miles de personas, pero aún queda mucho por hacer", reconoce Sousa Hoejskov.

En su opinión, la OMS ha hecho un buen trabajo en relación con la concienciación, ya que antes muchos isleños desconocían qué dietas eran saludables o no, mientras que se necesita más esfuerzo para cambiar los malos hábitos y frenar la avalancha de comida procesada.