(Foto: Alonso Chero)
(Foto: Alonso Chero)
Diego Suárez Bosleman

Roger Kornberg tenía solo 12 años cuando vio a su padre, Arthur Kornberg, recibir el Premio Nobel de Medicina de 1959. Exactamente 47 años más tarde, seguiría sus pasos y obtendría el mismo galardón, pero en el campo de la química. Premiado por describir cómo las células usan la información genética –proceso llamado transcripción–, este investigador visitó nuestro país para dictar en el Congreso de la República una conferencia magistral sobre medicina y biología, organizada por la Universidad Alas Peruanas.

— La ciencia lo ha rodeado desde pequeño.

Creo que fue más una coincidencia que yo me dedicara a la ciencia que por el ambiente familiar, con un padre ganador de un Premio Nobel. Puede sorprenderte, pero en la universidad mi especialización principal fue literatura inglesa.

— ¿En serio? ¿Cómo llegó al campo científico?

Fue en la escuela de posgrado en donde empecé a estudiar ciencias de forma más profunda. Trabajé luego con Francis Crick, Premio Nobel de Medicina de 1962 por estudiar la estructura molecular del ADN. Fue como resultado de ese trabajo, en parte, que luego me dedicaría a mi actual tema de estudio: ¿Cómo es que la información en el ADN se hace accesible? ¿Cómo es leída y usada con el propósito de la biología?

— Ese camino lo llevó a investigar el tema de la transcripción. ¿En qué consiste?

La transcripción se refiere, literalmente, el acto de leer la información genética, para luego aplicarla o expresarla en el cuerpo. Descubrimos muchas de las moléculas responsables de este proceso y, sobre todo, logramos visualizar a tiempo real cómo ocurría la transcripción en el organismo. Obtuvimos una imagen. Por esos logros, este trabajo fue galardonado con el Premio Nobel.

— ¿Un error en este proceso qué tipo de consecuencias puede tener?

El cáncer se debe directamente a un error en este proceso. El cáncer es una de las enfermedades más complicadas que existen porque no se trata de una sola enfermedad sino de varias, y esto se debe a que el proceso de transcripción puede fallar en distintos puntos. Entonces, este trabajo es importante en la búsqueda de curas para el cáncer.

— ¿Solo para el cáncer?

El trabajo que he hecho es relevante también para el desarrollo de una cura y el tratamiento de enfermedades virales, ya que para multiplicarse los virus dependen de la lectura de su información genética. Visité la India el año pasado y conocí a personas muy capaces e interesadas en el tratamiento del virus del dengue. Discutí con ellas la posibilidad de colaborar en algún momento.

— Su investigación no ha acabado todavía.

Siempre lo digo: solo sabemos una fracción del 1% de la biología humana. La medicina moderna está basada en menos del 1% del conocimiento del cuerpo humano. Entonces imaginen cuál sería el poder de la medicina si alcanzáramos ese 99% de la biología humana.

— ¿Cuál considera que es su objetivo ahora?

La mayoría de las cosas que hago ahora siguen a lo que hice previamente. Nunca terminas de investigar. Por ejemplo, cuando ganamos el Nobel sabíamos que existían 50 moléculas responsables de la transcripción. Hoy sabemos que al menos unas 100 moléculas intervienen. Sería tonto sugerir que ahora sabemos todo de la transcripción, aún hay más por descubrir. Incluso si logramos identificar las 100 moléculas, no sabemos cómo participan en este proceso, cómo contribuyen; no sabemos qué es lo que hacen.

— ¿Cree que la investigación científica en EE.UU. peligra con Donald Trump?

Desafortunadamente, muchos en el Congreso encuentran más conveniente apoyar las políticas de Trump. No obstante, en el campo de la ciencia todavía hay esperanzas. Hace unos días me enteré de que Trump propuso recortar los fondos para la investigación médica y el Congreso prácticamente acordó unánimemente incrementar esos fondos. Si me preguntas por qué, la respuesta es que para las enfermedades todos somos iguales. El cáncer ataca sin importar la cantidad de dinero que tengas.

— ¿El poder de un país está ligado a la investigación científica?

Claro que sí. Esto se remonta a algo que usualmente uno se olvida: los descubrimientos, los grandes avances, resultan en grandes progresos, los que a su vez se convierten en mejoras para la condición humana. Los muy desafiantes problemas a los que nos enfrentamos hoy en día en medicina, medio ambiente, entre otros, no pueden ser, en gran parte, resueltos con el conocimiento o tecnología actual.

— ¿Tenemos el potencial para superar los límites?

Viajo gran parte del tiempo. Visito varias universidades. Lo que me impresiona es que en todos los lugares a los que voy encuentro a personas brillantes y bien informadas que están apasionadas con este tipo de trabajo. Ese interés y el entusiasmo dan la mejor esperanza para el futuro.

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